Sunday 18 March 2012

Asociaciones de ateos.

[..] soy un ateo y considero la religión una forma de neurosis colectiva. No soy enemigo de los católicos, así como no soy enemigo de los tuberculosos, los miopes o los paraliticos; uno no puede ser enemigo de alguien enfermo, sólo un buen amigo para ayudarlos a curarse.

Diego Rivera

Ayer, leyendo la entrada de wikipedia sobre Ignacio Ramírez, alias el Nigromante, encontré esta frase de Diego Rivera. Tuve que morderme los dedos para no ponerla en caralibro o tuiter: su lugar es este espacio.

Esta frase llegó a mi muy a tiempo con mi hallazgo de esta semana: la asociación civil de Ateos y Libre-pensadores Mexicanos. Particularmente me emocionó uno de sus objetivos: Proveer servicios de asesoría y defensa legal para aquellos asociados y/o personas allegadas a la asociación que sean objeto de discriminación, abuso, represión, segregación o acoso debido a su falta de creencia en aspectos no verificables por medios lógicos o científicos de todo tipo, por ejemplo pero no limitados a religiosos, mágicos, pseudocientíficos o supersticiosos.

Me emocionó porque considero que pasé por una circunstancia que bien podría leerse como discriminación por mis opiniones críticas contra la religión:

Durante la secundaria y preparatoria fui a un colegio Marista, es decir, religioso, y durante la secundaria llevé clase de religión. En tercero de secundaria mi contacto con diversas lecturas me hacía renegar de las ideas mágico-religiosas con la que nos indoctrinaban. Así que finalmente, en las clases de religión comencé a expresar mis opiniones al respecto de la religión. Para mi sorpresa, y la del profesor de la asignatura, varios alumnos comenzaron a expresar también sus dudas sobre la fe católica.

Terminó el periodo escolar y mi intención (y la de mis padres) era continuar la preparatoria en la misma escuela. Dio también la casualidad que ese año lo había sacado con nota sobresaliente y mención honorífica. Sin embargo, cuando me iban a dar los papeles para mi inscripción a preparatoria, el titular del grupo (que también era el maestro de religión) me llamó por aparte para preguntarme si era un provocador comunista o si había alguien que influenciaba en mi, y que para acabar pronto, no me darían el pase al siguiente ciclo ya que no comulgaba con las ideas de la institución. Me entró el pánico; mi educación y mi beca eran más importantes que cualquier incordio; así que me disculpé y acepté buscar mi fe. Seguí sin encontrarla, y vaya que me esforcé, créanme.

A la distancia ahora sé que eso fue abuso y discriminación. Y por eso celebro asociaciones como esta.

No obstante, como señala Richard Dawkins, los ateos son como los gatos: difícilmente forman manada. Su gusto por la libertad y honestidad intelectual los lleva a seguir caminos aislados o poco transitados. Así que es difícil augurar una gran participación, o un desarrollo tranquilo y pacífico. Pero aún así lo celebro.

Celebro especialmente que exista un grupo que ofrezca apoyo y luz a los que salen de las penumbras de la religión en México. Que les haga saber que no están solos y que no tengan miedo. Como dijo el muralista, ayudemos al buen amigo que busca sanar.

Por último, veo con buenos ojos enviar un vídeo diciendo "Soy Víctor y soy un ateo mexicano", dentro de su proyecto Rostros Escépticos.


Acoso sexual y películas.

El sábado, fuimos, los tugas y yo, al fórum a ver la película 678. Está basada en hechos reales sobre el acoso sexual en Egipto, y sobre como tres mujeres, de diferentes estratos sociales, sufren y se defienden de este problema. Esta película sacó a flote de mi consciencia uno de los tantos hechos de mi vida que me oprimen el pecho: Como todos los días, después de la escuela, tomé el bus del transporte colectivo. Ese día, curiosamente, una chica de mi escuela, a quien nunca había visto tomar el transporte público, tomó también el mismo bus.

En justicia de los lectores de este espacio, tengo que hacer una acotación: Yo estudié la secundaria y preparatoria en el Colegio Marista de Celaya. No sé ahora, pero en aquellos días era una escuela donde muchos de los matriculados eran de alta posición social, o, por lo menos, de pretenciosos. Reflejo de ese snobismo era la vergüenza que implicaba el uso del transporte público. Era una vergüenza gratuita que nos infligíamos por no tener una familia pudiente que nos proveyera de un coche a nuestra total disposición.

Finalmente la cordura se impuso y, tal como con la religión, terminé por ignorar las imposiciones sociales, junto con la ignominia que eso suponía. Así que una tarde esperaba el bus en la parada cercana a la escuela y la chica, que iba un año arriba, también.

He de admitir que sentí una estúpida reivindicación al verla tomar el bus: la crisis económica que martirizaba al país por esos años acuciaba también a círculos socio-económicos cada vez más elevados.

Ella subió primero. Como en la película, las mujeres preferían quedarse a la entrada del bus, pero el chófer exigía que se recorrieran para meter a más pasajeros. Así que ella tuvo que desplazarse hacia la parte de atrás del bus. Pronto me percaté que los últimos asientos estaban ocupados por una panda de imbéciles que estaban molestando al resto de los usuarios ante la mirada indolente del chófer. Inmediatamente fijaron su atención a la chica de mi escuela, que, llevando la falda tableada obligatoria, reconocieron como una niña rica llegada a menos.

Durante todo el camino la vejaron verbalmente y yo no hice nada. No me atreví. Son de esos recuerdos que deberé a aprender a vivir con ellos.

Hoy ví Sleeping Beauty. No la entendí, pero es bonita, sobre todo la protagonista. Lo que me llama la atención es que es una película erótica, donde la protagonista acepta pasar la noche con viejos adinerados, pero ella completamente dormida, inconsciente, está escrita y dirigida por una mujer. Curioso, ya que estoy más acostumbrado a la lógica del erotismo realizado por hombres.


El próximo miércoles volveré a leer el Poema para ser leído en una balacera, pero ahora en un auditorio con aforo para quinientas personas. Esto será dentro del evento: Coruña Mayúscula. A ver qué tal sale...

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