14 December, 5:34pm
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Víctor JáquezAnotaciones en un cuadernillo de viaje:
Otra vez caminando solo por una ciudad desconocida. Tirando millas, siguiendo un río, perdiéndome entre callejuelas medievales. Otra vez viendo parejas absortas, entusiasmadas por su cercanía y sentimiento, mientras me pregunto ¿qué he hecho para evitar esa experiencia?
La libertad tiene su costo, decíamos durante el camino. Pero ese costo no es una renuncia si ya se daba por perdido de antemano. Y habiendo abandonado la esperanza, elegir siempre lo que llevara lejos de todo y todos es fácil.
Debería mejor dejar de observarme y mejor volver la mirada al mundo: Otoño en Bilbao. El fuerte viendo tira las hojas amarillas de los árboles.
¿Por qué sigo pensando que mi vida está a punto de comenzar? No sólo ya empezó, sino que también ya está muy encarrilada.
Las mujeres tienen la única capacidad de revertir la entropía. Reciben en su aterciopelada y húmeda vagina un pene con el fin de compartir gametos que se fundirán, si todo es propicio, en una única célula que albergarán y alimentarán con su propio ser, hasta que dicha célula se convierta en un nuevo ser humano, libre, limpio de consciencia, abierto a la experiencia. O dicho de otra forma, con la entropía al mínimo, recordándonos que la vida, el universo, es fluctuación: big bang - big crunch.
Frente al Nervión pienso en caracterizaciones psicológicas: un super-yo producto de un padre iracundo, siempre insatisfecho de sus hijos, quienes sólo pueden aceptar la soledad como castigo a su insuperable mediocridad y a la vez, por su condición de ser diferentes a los demás.