18 December, 8:46pm

Un Estado Laico es aquel que se muestra oficialmente neutro en cuestiones religiosas, sin apoyar a ninguna religión o la irreligiosidad. Un Estado Laico también reivindica el rechazo al trato preferencial a los ciudadanos de cierta religión —o carencia de ella— sobre cualquier otra.

Solamente en un Estado Laico podemos asegurar la convivencia entre los individuos que la componen. Y para mayor claridad, entre individuos con plena libertad de consciencia.

A pesar de ser una idea relativamente simple, su implementación resulta ser siempre demasiado complicada. Y México no ha sido la excepción: hemos tenido una relación, en particular, con el clero católico muy espinosa.

La historiadora Patricia Galeana tiene un interesante artículo sobre la historia y laicismo en México (PDF). Léanlo, son sólo tres cuartillas.

La injerencia de la iglesia católica en la vida nacional ha sido brutal, ha costado dos guerras civiles (Guerra de Reforma y la Guerra Cristera), por no mencionar sus tantas otras vinculaciones vejatorias, como el apoyo al usurpador Victoriano Huerta y un largo etcétera.

Finalmente, a base de mucha sangre y sacrificio se pudo llegar a un punto donde iglesia y Estado estaban separados. Pero, con la nefasta llegada de Salinas de Gortari, y peor aún, con la llegada del Partido Acción Nacional al poder, se ha vivido un retroceso devastador. En lugar de seguir avanzando hacia un mejor laicismo, donde no sólo los que profesan cualquier religión son iguales ante la ley, sino que también quienes no profesamos ninguna religión, se han vuelto, poco a poco, de manera velada, retornando las prebendas del Vaticano.

El pasado quince de diciembre, de nueva cuenta, se ha traicionado a nuestra historia, causando un retroceso histórico gravísimo, cuando los diputados del PRI, del PAN y algunos del PRD, votaron a favor de la modificación del artículo 24 de la Constitución, abriendo la puerta a la impartición de enseñanza religiosa en escuelas públicas.

Yo me considero celayense, aunque ya no vivo allí desde hace ocho años, pero en Celaya crecí y de allí son mis amigos más entrañables. Me propuse, entonces, hacer un ejercicio democrático: dialogar abiertamente con el diputado federal que representa a Celaya.

En la página de la Cámara de Diputados hay un vínculo que dice "Conoce a tus Diputados", que lleva a una formulario donde pones tu ciudad, estado y otros datos. Et voilà! En mi caso me llevó a la página de Martín Rico Jiménez.

Fue cuando busqué si tiene cuenta de Twitter. No tiene. Luego busqué en Facebook y ¡eureka! tiene perfil ahí. Y no sólo perfil, sino también una página donde tiene la opción de que la gente pueda escribir en su muro, cosa que me sorprendió gratamente.

Le pregunté, en su muro, públicamente, por qué había votado a favor de la modificación del artículo 24 violentando al Estado Laico. ¿Cuál fue su respuesta? Borrar la pregunta de su muro y nada más

Esa es la idea de democracia del diputado Martín Rico: diálogo público cero.

Pero la amenaza del PANismo servil y vende patrias no termina ahí: la mentada Ley Döring está amenazando a los usuarios de internet con medidas irrisorias y totalmente falibles, para la detección de la copia "ilegal" de material con propiedad intelectual.