2 November, 7:16pm
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Víctor JáquezLa semana pasada, con el pretexto de la GStreamer Conference y la LinuxCon Europe, estuve en Praga. Una hermosa ciudad, con buena cerveza, mejor comida y con una excelente muestra de la belleza femenina eslava.
Pero la semana prácticamente se fue en pasar todo el día en el hotel donde fueron las charlas. Sólo salíamos un poco por las noches, aunque invariablemente yo regresaba temprano al hotel, muerto de cansancio.
En la GStreamer Conference di una charla que me salió fatal, la cual asumo por su carencia de preparación previa: a las prisas hice las transparencias, y sin ensayos previos, me lancé al proscenio, donde mascullé un horrible inglés y me acabé las transparencias en media hora, cuando el tiempo asignado eran de 45 ó 50 minutos.
Los mismos dos días que duró la GStreamer Conference, fue el Kernel Summit, un evento con asistencia sólo por invitación, donde se reúnen los desarrolladores del kernel para llegar a acuerdos difíciles de distender por las listas de correo. Fue por los corredores del hotel, que alberga ambos eventos, donde me topé con Russell King, el mantenedor de la arquitectura ARM en el kernel.
Y el miércoles comenzó la LinuxCon. La inauguración fue increíble: un panel de los desarrolladores del kernel, contando con la participación de Linus Torvalds, Alan Cox, Thomas Gleixner, Paul McKenney y Lennart Poettering como moderador. Sí, vi a Torlvads en directo. No, no me tomé una foto con él ni le pedí un autógrafo: no me considero su gruppie. Posteriormente lo volvimos a ver en la cena esa misma noche, de nuevo de lejos pero con un tarro de cerveza en la mano.
El resto de la semana transcurrió entre charlas por el día, y cerveza checa por las noches.
Finalmente, el sábado lo aprovechamos para caminar lo más posible el centro de Praga. Cabe decir que es una ciudad enorme y sólo recorrimos una fracción de ella.
Comencemos esta recapitulación en la Ciudad Vieja (Staré Město), más precisamente con el Pražský orloj o el reloj astronómico de Praga, que es el más antiguo aún en funcionamiento, terminado en 1410, es decir es más viejo que el descubrimiento de América por parte de los europeos.
Al otro lado de la plaza de la Ciudad Vieja, está la Iglesia de Nuestra Señora en frente del Týn.
El sábado, nos despertamos temprano y nuestro primer destino fue el castillo de Vyšehrad, que alberga el cementerio donde está enterrado Antonín Dvořák y Karel Čapek, entre otros. La siguiente fotografía es una vista del río Moldava desde el castillo. La bruma de la mañana me parece hermosa.
La siguiente parada fue la casa danzante, una controvertida edificación, pero que es uno de los símbolos de la Praga moderna.
Luego pasamos por el Puente Carlos, el cual lleva al Castillo de Praga.
¿Recuerdan la película de el Gólem? Pues está basada en una leyenda y se supone que está guardado en el ático de la Vieja Nueva Sinagoga. A mi, esta sinagoga, me pareció tétrica...
Y claro, no podíamos dejar de lado el monumento a Franz Kafka, el escritor más descollante de esta ciudad.