20 June, 6:33am
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Víctor JáquezAs leis fundamentais da estupidez humana. Carlo M. Cipolla. (01/29/2010 - 01/31/2010)
The hitchhiker's guide to the galaxy. A trilogy in four parts. Douglas Adams (01/01/2010 - 03/06/2010)
Vida y destino. Vasili Grossman (03/06/2010 - 06/20/2010)
Quisiera comenzar esta entrada con tema musical: el himno nacional de la Unión Soviética.
Es un himno poderoso, emotivo. Francamente a mi me gusta mucho. Aunque ya me sonaba de antes, no fue sino hasta el concierto de Emir Kusturica cuando se quedó asentado en mi consciencia como tal. Me causó mucha impresión como los jóvenes estudiantes de la Universidad de Santiago, seguramente de alguna facultad de ciencias sociales, cantaban el himno a voz en cuello y levantaban la mano derecha. Al parecer el espíritu de la Unión Soviética sigue vivo en muchos corazones.
Tres meses me costó leer este libro. Un libro enorme. En mi edición tiene más de mil cien páginas. Son una serie de historias desgarradoras que giran alrededor del sitio de Stalingrado, pero desde una perspectiva más amplia, orbita sobre la difícil relación entre un pueblo valiente y sufrido, y un estado totalitario, construido a partir de un sueño, forjado a través de purgas fanáticas.
Mientras leía sus páginas, mientras observaba las vidas del físico nuclear Shrum, llevado al ostracismo por la envidia de sus colegas, elevado luego a la cumbre por el toque de Stalin y el interés del Estado, no por su felicidad, sino por el desarrollo de la teoría atómica; sobre Krimóv, soviético ejemplar convertido en preso político en el Lubyanka por el interés de un Estado en elevar a calidad de héroes mitológicos a ciertos mártires de Stalingrado; sobre seres humanos convencidos de una Unión Soviética grande y poderosa, consumidos por este mismo Estado, me imaginaba la pintura de Goya: Saturno devorando a su hijo.
Los cameos sobre los alemanes, la capitulación de Paulus, los jefes en los campos de concentración, los ingenieros de las cámaras de gas en los campos de exterminio, gente normal, de campo, de ambiciones tan humanas, convertidas de pronto en monstruos sedientos de sangre por otro Estado, por otro sueño desvirtuado: el Nacional Socialismo.
Hoy por la mañana, al terminar del libro, cavilaba sobre cuáles eran los límites del Estado. Por una cuestión casi de fe, estoy convencido de que un Estado es necesario en la sociedad. Sin embargo es difícil establecer salomónicamente una clara frontera entre el poder del Estado y el poder del Individuo. Y recordé el TED talk de Philip K. Howard: four propositions for simplifying US law. En nuestro ímpetu por establecer el orden y mantener el control social, creamos más y más leyes que al final es imposible hacer algo sin violar alguna ley. Y la solución es un tanto volver la mirada hacia el anarquismo y volver a creer en la buena voluntad y buen juicio del individuo. Pero un Estado realmente democrático, que confía en sus ciudadanos, sólo puede ser posible, como siempre hemos dicho, fundado en una sociedad educada en los principios de la libre cátedra.