23 September, 2:38pm
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Víctor JáquezLa semana pasada terminé de leer el libro de "El machismo invisible regresa" de Marina Castañeda, publicado por la editorial Taurus. Ha sido un libro sumamente esclarecedor e impactante para mi. Es abrir los ojos a una realidad que siempre ha estado ahí y que sin embargo, con nuestro desarrollo individual y social, nos cegamos a ella. Desvelarla y tomar consciencia de estas dinámicas interpersonales es realmente vergonzoso; ver las injusticias desnudas que nos infligimos los unos a los otros no es nada grato, e indudablemente si no motiva a un cambio individual, sí nos damos cuenta de ella cuando la vemos.
El libro consta de una introducción y diez capítulos, a decir: 1) algunos mitos del machismo; 2) explicaciones psicológicos y sociales; 3) del machismo en la comunicación; 4) algunas trampas del machismo; 5) el catálogo machista de las emociones; 6) el machismo en el hogar; 7) sexo, amor y amistad; 8) auto-imagen y proyecto de vida en una sociedad machista; 9) el machismo y el dinero, y 10) los costos del machismo.
Muchas veces hablamos de conceptos sin siquiera conocer su definición, sus límites y alcances, manejamos ideas de manera tan irresponsablemente que fácilmente terminamos en el páramo de la confusión. Uno de estos conceptos que más se manosean sin consideración creo yo que es el machismo. Así que sería mejor definirlo lo más claramente.
La autora en este caso hace una definición que me parece preclara:
El machismo se puede definir como un conjunto de creencias, actitudes y conductas que descansan sobre dos ideas básicas: por un lado, la polarización de los sexos, es decir, la contraposición de los masculino y lo femenino según la cual no sólo son diferentes sino mutuamente excluyentes; por otro, la superioridad de lo masculino en las áreas consideradas importantes por los hombres. De aquí que el machismo involucre una serie de definiciones acerca de lo que significa ser hombre y ser mujer, así como toda una forma de vida basada en ello.
Y continúa la autora:
Solemos pensar que el machismo sólo se da entre hombres y mujeres, sobre todo en la relación de pareja. Pero es mucho más que eso: constituye toda una constelación de valores y patrones de conducta que afecta todas las relaciones interpersonales, el amor y el sexo, la amistad y el trabajo, el tiempo libre y la política. [..] Este conjunto incluye la pretensión del dominio sobre los demás, especialmente sobre las mujeres; la rivalidad entre los hombres; la búsqueda de múltiples conquistas sexuales; la necesidad constante de exhibir ciertos rasgos supuestamente viriles —valor, indiferencia al dolor, etc.— y un desprecio más o menos abierto hacia los valores considerados femeninos.
Lamentablemente, como toda definición tiene que ser breve y concisa, casi siempre se echa mano de conceptos muy abstractos y en toda abstracción hay pérdida de información en cuyas sutilezas hay riqueza, desdeñada pero valiosa. Es a lo largo del libro donde toda esa riqueza se exhibe claramente y todo eco que pueda hacer en estas líneas no es más que un mero remedo de la verdad. Por estas razones, los que tengan la oportunidad de leerlo, recomiendo que lo hagan.
Hay también que decir que una persona no es machista de manera aislada, lo que se puede calificar como machista es la relación entre personas. Tampoco el machismo es monopolio de la relación hombre y mujer, las relaciones machistas no son exclusivas de un genero o una orientación sexual: existe machismo entre mujeres, entre hombres y hasta entre homosexuales. Donde haya la percepción de una superioridad en los valores etiquetados como masculinos en una relación entre personas, se vive dentro del machismo, aunque estos valores sean desplegados por un hombre o una mujer.
El primer capítulo del libro lo dedica a desbancar las teorías pseudo-científicas que afirman la superioridad masculina sobre la femenina. Cada vez hay más evidencia que no existen elementos naturales que den supremacía a la caracterización genital de las especies, por lo que la probable etiología del machismo es más bien social, del aprendizaje del individuo, dando como ciertas y naturales las relaciones de poder de unos sobre otros. Ni los machos son más eróticos que las hembras, ni más fuertes, ni más veloces, ni más racionales. Cada individuo tiene sus características propias y únicas, otorgadas por la naturaleza y desarrolladas o no a lo largo de su desarrollo.
El segundo capítulo se enfoca a describir el desarrollo del machismo en los individuos desde un punto de vista psicológico, explicando las perspectivas de las diferentes corrientes de esta ciencia. El punto principal es el desarrollo de la identidad sexual. El niño, desde la primera infancia es forzado a demostrar su hombría, a separarse de su madre, a poner un muro entre el mundo femenino, simbolizado por su madre, y el mundo masculino, donde la competencia, la agresividad, la independencia y el silencio son los valores aplaudidos. Durante ese periodo las niñas no sufren esa presión de demostrar sus feminidad (eso ocurre después) y su desarrollo es más bien normal. Esto se puede apreciar en la primaria, antes, los niños y niñas jugaban juntos sin distinción ni discriminación, luego los niños se escinden de las niñas y crean el infame club de Toby, despreciando todo lo que sea femenino para reforzar una ficticia y sobre valorada identidad masculina.
El tercer capítulo habla de la comunicación. Si bien el viejo machismo mexicano, donde la violencia física y la humillación pública eran moneda corriente, va en retirada con respecto aumenta la educación entre hombres y mujeres, el machismo sigue teniendo su vigencia en la comunicación. Quien se apodera de la supremacía masculina, calla, no tiene nada que comunicarle a nadie y si lo hace es para hablar de sí mismo; lo importante es mantener el control de la información y sólo el hombre (o quien posee los valores masculinos) puede hacerlo eficientemente, el resto son niñatos que no saben distinguir lo correcto de lo incorrecto. Mientras tanto, estos últimos, los que realizan la función subordinada, tienen que adivinar los deseos y necesidades del líder, de lo contrario son malas esposas, novias, madres, empleados, etcétera. La crítica, la comunicación directa entre dos personas iguales, está estrictamente prohibida y muy mal vista.
El cuarto capítulo habla de las consecuencias de este bloqueo de la comunicación, donde los hombres establecen sus justificaciones para mantener el control de ésta: la descalificación, la pseudo-protección, la inutilidad, el "yo soy así" y otras más tan comunes como irracionales. El gran problema de estas justificaciones es el doble discurso que generan. La frase "palo porque boga y palo porque no boga" ejemplifica al doble discurso. Hacer algo o no hacerlo lleva igualmente al denuesto y a la molestia, no hay donde hacerse. Cuando esta situación se repite constantemente, lo único que se consigue es la esquizofrenia, que es la respuesta psicológica a toda esa presión de contradicciones.
El gran problema en naciones como la nuestra, es que este doble discurso se da socialmente y las expectativas que se tienen tanto de hombres como de mujeres son sumamente contradictorias. Otra consecuencia más de este bloqueo en la comunicación es la doble moral, sobre todo en el área sexual.
El quinto capítulo versa sobre las emociones. Somos humanos y las emociones, todas ellas, nos son inherentes. Sin embargo, se han catalogado artificialmente los sentimientos distinguiendo los masculinos de los femeninos. El miedo, la tristeza, la soledad son emociones que todo hombre debe negar; la ternura, la alegría, la vergüenza y la sensibilidad corresponden únicamente a la mujeres; el enojo, el deseo sexual y el orgullo son de exclusividad masculina. Para poder acatar esto, los hombres y mujeres deben de reprimir las emociones que no les corresponden, produciendo así sólo enfermedades psicológicas.
El sexto capítulo discute sobre la división de roles en el hogar. Se han establecido, igualmente de manera artificial, las tareas asignadas a cada género dentro del hogar: las mujeres se encargan de los niños y del orden de la casa; mientras tanto, los hombres se encargan de proveer los bienes materiales necesarios. Con esta sola justificación el hombre puede ausentarse del hogar cuanto desee y hacer con su tiempo libre lo que le venga en gana, mientras tanto la mujer debe perder su individualidad y sus intereses propios para dedicarse por completo a las necesidades familiares. En los infantes, el padre ausente, genera inseguridades, que afectan a tanto a niños como a niñas y ayudan a perpetuar el machismo. Por otro lado, las funciones de la muchacha como de la nana son pilares del machismo, porque estas últimas siempre estarán de lado de quien les paga, el proveedor y siempre buscarán mantenerlo en su posición de superioridad. Finalmente, los roles pueden ser al revés y las mismas situaciones se observarían: madres ausentes y padres despersonalizados. El objetivo es compartir en un 50% las responsabilidades de la casa, manteniendo la individualidad.
El séptimo capítulo fue uno de los que más me gustaron. Habla sobre las interacciones sexuales, de amor y de amistad en un entorno machista. Se pone en evidencia algunas de las creencias sobre la sexualidad machista: la homofobia, la supuesta hiper-sexualidad masculina, el derecho al sexo, aún con coerción, la primacía de la penetración como única forma de relación sexual, al represión sexual en las mujeres, la doble moral, el chantaje; también se habla de las diferencias abismales en la concepción del amor entre hombre y mujeres, donde para los primeros puede ser un sentimiento que existe en "background", para las mujeres es algo que lo cubre todo y lo justifica todo. Ambas concepciones son exageradas. Finalmente se habla sobre la amistad entre distintos géneros, entre hombres y entre mujeres: lo lamentable de la pérdida de la amistad entre y en los matrimonios, la co-dependencia, la desconfianza entre géneros, etc.
El octavo capítulo abarca los temas de la auto-imagen y el proyecto de vida que cada individuo se compra en una sociedad machista. Hace, en lo que me parece a mi, una velada crítica a la moda "metro-sexual" donde hay una supuesta feminización de lo masculino, pero no es más que un medio para que la industria orientada la mercado femenino venda también al mercado masculino, pero no representa una real igualdad entre sexos. Habla también de las vocaciones, que también se han dividido y más que eso, las profesiones donde las mujeres han avanzado se han devaluado: antes los bancos y los hospitales sólo tenían empleados hombres, ahora, en estos lugares donde las mujeres han llenado estos espacios, sus sueldos y respeto ya no son lo mismo que solía ser.
El noveno capítulo extiende el problema de la comunicación al manejo del dinero: sólo los hombres saben administrar le dinero, sin rendir cuentas a nadie, mientras que las mujeres tienen que rogar por el acceso al dinero, si es que no pueden ganarse el propio, y el poco dinero al que tienen acceso, lo tienen que dedicar por completo al hogar, mientras que las grandes cantidades, las decisiones importantes, son hechas por el hombre. Los hombres pueden hacer uso discrecional de su dinero, las mujeres no.
El último capitulo hace una revisión de los costos que genera el machismo, al perder una nación como la nuestra, de la mitad de su fuerza de trabajo, inteligencia, recursos económicos, empuje, sólo por una injusta y estúpida forma de interactuar.
Aquí hay varios retos: ¿Los hombres podremos ceder el poder y perder todos esos "privilegios? Lo tenemos que hacer o viviremos en una sociedad mentalmente enferma. ¿Mujeres y hombres podremos tratarnos como iguales? ¿Podremos desprendernos de esa diferenciación brutal y artificial de feminidad y masculinidad? Los que se interesaron por el tema, por favor, no se limiten a lo expuesto aquí, que no es más en un eco castrado de lo expuesto por Marina Castañeda, lean el libro.
Seguramente no hay que tragarse todos sus argumentos como dogma de fe, me parece que hay algunas exageraciones y tal vez mala interpretación de estadísticas, pero el problema está ahí y la autora los expresa claramente. El mensaje es claro: tenemos que replantearnos muchas cosas y actuar de manera más justa.