28 June, 1:31pm
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Víctor JáquezAunque decía Jung que la significación de hechos aislados como coincidencias no es más que eso: suposiciones subjetivas sin ninguna relevancia real, a veces la secuencia de eventos resulta tan sorprendente que hasta parece planeada por alguna ubicua consciencia ajena a nosotros.
Me ocurre seguido con los libros o con las películas: llegan momentos en que algún título comienza a sonar a mis alrededores, primero como una tímida referencia que atrae mi atención, pero luego las citas se vuelven más y más frecuentes, hasta que su temática llega a un punto de masa crítica, y algo mágico ocurre, sin proponérmelo, sin buscarlo, sin esforzarme más que lo que la mínima curiosidad impone, dicha obra llega a mis manos.
Pues ésta ocasión ocurrió pero con un concepto: Pecha Kucha. Esta es la historia: Gracias a la referencia de un compañero de trabajo, llegué al blog de un astrónomo británico. Me gustó no entender nada de lo que él comenta, así que lo sindiqué en mi RSSReader. Todo aquello que es poco trivial y hasta incomprensible tiene un tanto de excitante, como una caverna o una casa abandonada que sugiere tesoros y seres mágicos. En una de sus entradas, habló sobre su desvirginación Pecha Kucha. Y me llamó mucho la atención de este formato de presentaciones. Tanto, que puse un tweet al respecto.
Dar charlas informales en conferencias de hackers ha sido una de mis actividades más terroríficas como gratificantes de mi vida profesional. Y entiendo perfectamente lo que es la muerte por PowerPoint y lo mucho que hay que practicar y trabajar para evitarla. Y lo vergonzoso que es cuando le ocurre a tu público, que amablemente fue a escucharte y tú los acribillas con insípidas transparencias que nada dejan, nada transmiten.
Formatos como el lightning talk, o este de Pecha Kucha, fueron ideados precisamente para ir al grano, limitar las diapositivas a un mero apoyo visual, con un tiempo de exposición claramente delimitado: 20 segundos cada una. Y es una maravilla.
Pues me encontraba en tal estado de curiosidad por el Pecha Kuckha, cuando de rondón, sin buscarlo ni pretenderlo, Berto me dice por IM "¿Quiéres ir a una Pecha Kucha night en el Domus?". Sí, esa tarde sería el partido entre España y Chile, pero eso era mucho mejor ya que habría menos gente... bueno, no fue así: contra toda expectativa ¡el lugar se abarrotó!
Las presentaciones fueron sobre caricaturistas, diseñadores de ropa, fotografía, arquitectos, músicos, dibujantes de cómics, y hasta divulgadores científicos. Me encantó. Me fascinó. Sobre todo un fotógrafo de cajas musicales, quien, mientras se desplegaban sus fotografías ¡se puso a cantar cual karaoke! Increíble. Me gustaría mucho imaginar cómo sería una charla de informática con un formato rompedor, más tipo Pecha Kucha, con contenido e impactante. Tal vez para decir más hay que hablar menos.
Dicen que cuando el alumno está listo, el maestro llega; que el universo conspira para que logres tus objetivos; que la vida te da lo que le pides... pero tal vez todo eso sea sincronismo puro y más bien la curiosidad abre nuestros ojos y así somos capaces de ver las oportunidades que el mundo constantemente nos ofrece. La belleza siempre está ahí, solamente hay que tener los ojos para verla.