7 January, 2:08am
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Víctor JáquezEl problema de tener el ego herido es que la razón pierde piso y los pensamientos giran obsesivamente alrededor de el objeto del deseo, pasando por la ira, la autocompasión y la depresión, llegando a conclusiones ridículas y absurdas.
Me encontraba en tales menesteres, preguntándome a momentos qué había hecho mal, en otros acusándome de ser inmerecedor de cualquier tipo de cariño, tres pasos después la insultaba para no dar un paso más y rogarle disculpas por ese pecado de pensamiento. Y decía que me encontraba batiéndome conmigo mismo cuando una persona, con quien no tenía contacto desde hace mucho tiempo me saluda. La conversación comenzó por los meandros de la cortesía vulgar, cuando, en un acto casi mágico, es impulsada a conocer, de manera indirecta la historia.
Las respuestas, o al menos sus esbozos, llegan por lo medios más extraños. Finalmente el caos del ego herido comenzó a ser sustituido por un orden psicológico que explicaba muchas cosas y me permitía tener una perspectiva más objetiva de la realidad.
Sí, todos estamos locos.