7 January, 6:18am
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Víctor JáquezI
Ayer, por recomendación de Antía, fui a ver con Berto la película de The Artist. ¡Me encantó! Es una película en blanco y negro, pero, sobre todo, muda: cuando las gesticulaciones de los actores transmiten la comunicación entre los personajes y el público.
Le pongo el título de "película obligada".
Berenice Bejo y Jean Dujardin son enormes actores, ambos salidos del cine francés, y fueron capaces de narrar una historia, netamente estadounidense, de manera creíble. ¿Por qué creíble? porque no necesitan hablar inglés, no se les nota su acento (el acento francés siempre es muy notorio), y por lo tanto, pueden pasar como gringos de toda la vida.
II
El próximo lunes vuelo para Helsinki. Voy a trabajar allá por tres semanas, en un proyecto nuevo para mi. Ya me compré dos calzoncillos, un par de guantes y un gorro de lana: con eso podré sobrevivir en aquellas latitudes.
Viajar me pone nervioso. Y me inquieta más cuando voy a lugares desconocidos.
III
Una de mis "facebook-crush" publicó esta frase en su muro:
when you don't create things, you become defined by your tastes rather than ability. your tastes only narrow & exclude people. so create.
Fue un tweet de un famoso programador anónimo, conocido solamente como _why, quien en el 2009 hizo un "infosuicidio".
Está frase me llevó a recordar una conversación con D. en un café de Monterrey. Ella me explicaba lo mismo: "ahora, en mi vida, tengo la necesidad de crear". He decir que en ese momento no comprendí, de manera cabal, lo que me decía, pero luego el hecho de desear ser creativo, de construir, transformar cosas, me resultó más claro, importante y deseable, que el mero hecho de consumir vivencias de manera pasiva.
Alguien decía que un crítico es un eunuco del arte: sólo es capaz de mirar pero jamás de realizar. Y no únicamente los críticos, todos los diletantes pasivos de las artes, la cocina, la tecnología, etcétera.
IV
Ahora que terminé la novela sobre la conquista de México, retomé el libro de Catón (el periodista mexicano, no aquel par romano de la antigüedad) sobre la independencia de México que generosamente me regaló Daniel Díaz, ahora que estuve en Monterrey el verano pasado.
Ahora estoy sobre la parte de cómo, Agustín de Iturbide, concibió y ejecutó el Plan de Iguala, en el cual se pronuncia, de una vez por todas, la independencia de Anáhuac, América Septentrional, o simplemente México, del yugo de la Corona Española.
Mientras leo sus páginas me imagino como un profesor de historia enseñando a chicos de primaria o secundaria, dejándole tareas, no de memorismo, sino de razonamiento, de formación de opinión, de crítica a la historia oficial, con preguntas como ¿Por qué la historia oficial enarbola al cura Hidalgo como el "padre de la patria", cuando todo parece indicar que ese título lo merece más Iturbide? ¿Qué crees que motivó a Iturbide, siendo un acérrimo defensor de la Corona, pasarse al lado de la insurgencia?, y así.
Y, claro, intento contestar esas preguntas. Una cosa que me parece clara es que Iturbide no proclamó la independencia para cambiar el status-quo del país, sino todo lo contrario: ¡para preservarlo!
Es decir, en España había turbulencia política: se había promulgado la Constitución española de 1812, la famosa Pepa. Esta Constitución era de corte muy liberal, promovía una monarquía constitucional, el uso del sufragio para la elección de gobernantes municipales, esbozos de federalismo, y demás. Por lo tanto, el clero de la Iglesia Católica veía con horror dicha obra del demonio, la cual amagaba con quitarle muchas de sus prebendas.
El alto clero de la Nueva España siempre fue contraria a todos los vientos de independencia. La adhesión a la monarquía absoluta de Fernando VII, aunque no estuviera en el trono por haber abdicado a favor de Napoleón en su momento, les aseguraba un gran poder, tanto económico y político como en consciencias. Tanto fue así, que no dudaron en azuzar al poder militar para liquidar a todos los movimientos emergentes de independencia, aunque fueran promovidos por gente del bajo clero, como Hidalgo y Morelos.
Sin embargo, la Pepa amenazaba este inmenso poder de la Iglesia Católica desde el mismo seno de la monarquía: la España peninsular. La reacción pendular fue inmediata: el alto clero se convirtió en un activo precursor del rompimiento con España. Independencia, Religión y Unión, rezaban los principios del Plan de Iguala, tan fue así que los colores de la bandera mexicana (verde, blanco y rojo) representan dichos conceptos.
La independencia, cuya total autoría fue de Iturbide, no buscaba, por tanto, un cambio en la sociedad y en su gobierno: buscaba un continuismo, porque España estaba cambiando, y los masones liberales, que abanderaban dichos cambios, resultaban odiosos para el clero. Ambas son dos organizaciones muy semejantes, basadas en el secretismo, en la conjura y el provecho propio, y tuvieron su campo de batalla en las independencias de los distintos países de América.
Y ya me extendí tanto que los debo tener fatigados. Gracias por llegar hasta este párrafo.