8 October, 5:43am
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Víctor JáquezEl último fin de semana de septiembre me di una vuelta por la Côte d'Azur, Niza más específicamente. Curiosamente, cuando uno va en busca de respuestas casi siempre encuentra más preguntas.
De la Costa Azur puedo decir que es más caro que Galicia, las paseantes están más arregladas si no más guapas, que las pizzas con hambre y vin rouge de la maison son una ricura, y la ensalada Niçoise es deliciosa. El siguiente fin de semana, el primero de octubre, fui al concierto de Enrique Bunbury en A Coruña, donde presentaba su nuevo disco. Buen concierto: primicias en vivo y sus clásicas rolas como solista, además de la sempiterna de "apuesta por el rock&roll".
¿Les ha pasado que están en pista en un concierto, que llegaron temprano para tener una buena vista del escenario, que aguardaron pacientemente a que iniciara el concierto, y cuando las rolas más chidas comienzan a prender a la audiencia, algún gandul se cola hasta ponerse en frente de ti, y resulta ser un tipo alto y greñudo que te tapa toda la vista? ¿Qué hacer en ese caso?
Resulta que he desarrollado una técnica que me ha resultado bastante efectiva. Es un proceso iterativo creciente: primero hay que cantar a grito pelado, lo más desentonado posible, y lo mejor procurar siempre pegar los mejores y más profundos alaridos cerca de su oído. Claro, esto sólo es posible si la canción interpretada en ese momento lo permite. ¿Pero qué ocurre si es una canción que da la casualidad no conoces? ¡Pues a bailar! Aquí la cosa tiene que ser sutil: tus pies no deben de moverse, lo cual te da la justificación de que estás en dentro de tu espacio, pero tus brazos, hombros, codos, cabeza, deben de trabajar para golpear moderadamente pero continuo al invasor, increíblemente los rozones son los más incómodos. ¿Pero qué tal si estás agotado y no puedes ni cantar ni bailar por un momento? ¡Pues hasta en el descanso se puede fastidiar! Aquí se requiere tener una mente abierta libre de prejuicios. La solución es, literalmente, soplarle la nuca. Esto es bajo el supuesto que el chango que se plantó delante tuyo sea heterosexual a ultranza, que es una suposición admisible ya que se coló hasta ahí a punta de fuerza bruta y desconsiderada. La justificación es simple: estás cansado y estás respirando pesadamente, y lo haces cerca de su nuca y oído por el cabrón se plantó ahí. Sumado todo lo anterior y repetido lo suficiente, me ha constado que los ganapanes oportunistas se marchan y bastante enchinados, pero sin chistar.
¡Ya tengo mi vuelo para México el 12 de diciembre! Extrañamente siento remordimiento hacer ese viaje teniendo en cuenta la crisis que se vive.