90% transpiración, 10% inspiración
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Víctor JáquezLeyendo el libro en curso encontré una curiosa anécdota: Robert Hooke fue un coetáneo de Sir Isaac Newton, y a pesar de llegar a ser llamado como "el Leonardo de Inglaterra" por su inteligencia y pasión científica, se le toma como un científico menor en la historia de la física.
El caso es que tenía una gran intuición, aunque carecía de la habilidad matemática y la disciplina necesaria para hacer contribuciones científicas reales, y dada estos golpes de inspiración, fue capaz de ver a la gravedad le manera innovadora, muy diferente a como la explicaban los científicos de la época.
Desde los tiempos de Aristóteles, se pensaba que una piedra volvía a la tierra al ser arrojada hacia arriba por que era su estado "natural", tendía a regresar a su lugar de origen y pertenencia. Y este ímpetu no tenía nada que ver con los movimientos de los cuerpos celestes. Sin embargo, desde Galileo, pasando por Copérnico y Kepler, se comenzaron a notar ciertas propiedades medibles y predecibles a estos movimientos, pero nadie atinaba a darles una explicación.
Hooke fue capaz de salirse de la idiosincrasia aristotélica y propuso dos conjeturas: que la fuerza que atraía a los objetos al centro de la tierra, era la misma fuerza causante del movimiento elíptico de los planetas; y que esta fuerza era una propiedad misma de la materia.
Ambas ideas geniales e innovadoras, sin embargo Hooke carecía de la formación y la precisión necesaria para sustentarlas. Eran meras hipótesis y no sabía que hacer con ellas. Por lo que pidió ayuda a Newton.
Hubo un intercambio de correspondencia entre ambos, donde Hooke le exponía sus ideas a Newton, pidiéndole su opinión. Newton se limitó a decir que eran ideas interesantes aunque carecían de evidencia dura que las sustentara.
Tiempo después Newton sacó a la luz, después de mucho tiempo trabajando en el más puro secretismo su Philosophiæ Naturalis Principia Mathematica. Hooke le reclamó el crédito de sus ideas. Newton se lo negó. Hooke vivió el resto de su vida amargado.
¿Fue injusto Newton? ¡Por supuesto que no! Newton tuvo primero que partirse el cráneo al inventar y formalizar el cálculo diferencial e integral, para luego aplicarlo en la definición formal de masa, movimiento y fuerza y establecer numéricamente las relaciones entre ellos. Para después aplicar estas definiciones en la descripción de la fuerza de gravedad, que encajaban a la perfección con las intuiciones de Hooke.
Esta historia me trajo a la memoria a ciertos doctores y estudiantes de doctorado en ciencias computacionales que conocí durante mis estudios de posgrado. Ellos declaraban a abiertamente que su trabajo era pensar y que no se iban a ensuciar las manos programando, para eso tenían estudiantes de universidad o maestría.
Y aquí la historia nos dice que esas posturas sólo llevan al olvido y hasta a la ignominia.
La ideas, los golpes de intuición, las visitas de doña inspiración de nada sirven si no hay un trabajo arduo atrás que las sustente, que pruebe su validez, que evidencie su peso. Y en computación eso es programando.
La misma crítica bien podría encuadrarse en los arquitectos de software, o astronautas de software, como los llamó Joel Spolsky. Seres que viven en una nube y ven la realidad con un nivel de abstracción tan alto que pierden todo realismo, dejan de ver las relaciones de causalidad entre los elementos de la realidad.
El problema con estos Hookes modernos, es que se les otorga un inmerecido crédito.