Día de Muertos

Cada pueblo, cada civilización, desarrolla, a lo largo de su historia, los artefactos culturales para enfrentar y entender la muerte. La manera en la que los distintos pueblos de México conciben y se relacionan con la muerte, es muy particular y asombrosa para los ojos del extranjero. Mientras que la mayor parte de la cultura occidental, principalmente la anglosajona, oculta e ignora el hecho de morir dentro de su vida diaria, en cambio, el mexicano se sienta en su mesa con la muerte, dialoga con ella, se burla de ella y la asimila como parte indisoluble de la existencia.

La celebración de "el Día de Muertos", aglutina todos estos artefactos culturales de México en una sola jornada, algunos de los cuales, los más comunes tal vez, nos permitimos presentarles como parte de nuestra herencia y orgullo.

Los orígenes del culto a los muertos, tales como en las civilizaciones egipcias y chinas, data de tiempos antiquísimos con civilizaciones que florecieron dentro del territorio mexicano hace tres mil años. Culto que se fue propagando entre todos los pueblos y civilizaciones que fueron surgiendo y desapareciendo con el tiempo. Los más cercanos y famosos fueron los mexicas (o aztecas), civilización guerrera y altiva que dominó a un gran imperio hasta la llegada de Hernán Cortés. La cultura Mexica había adoptado el concepto de un universo cíclico, donde la muerte era, irremediablemente, condición para la vida. Tan es así, que a los ganadores de los torneos de juego de pelota, el algunas ocasiones especiales, no se les premiaba con la vida, sino con su inmolación.

Con la llegada del catolicismo, los monjes, ávidos de convertir a miles de almas paganas, no dudaron en recurrir al sincretismo, a la amalgama de celebraciones similares, para una fácil adopción doctrinal. Fue así como surgió "el Día de Muertos", con la fusión de los antiguos credos prehispánicos y la celebración del Día de los Fieles Difuntos y de Todos los Santos.

Entre las costumbres más arraigadas durante el Día de Muertos, podemos mencionar,

Altar de Muertos

El Altar de Muertos es un elemento fundamental en el conjunto de tradiciones mexicanas del Día de Muertos. Es una construcción simbólica de las creencias religiosas criollas, que consiste en colocar plataformas en donde se depositan ofrendas florales y alimentos para rendir tributo a los antepasados familiares, a los difuntos cercanos o a personajes ilustres.

Según la tradición, se dice que esos días a los muertos les es permitido convivir con los vivos y regresar a sus hogares. Por lo que los altares sirven como cariñosa bienvenida a los difuntos. Si el altar resulta del agrado del fallecido, se asegura un próspero año.

Aunque la construcción y composición simbólica de los altares varia de región en región, típicamente consisten de siete niveles que representan los siete niveles que debe atravesar el alma para poder llegar al descanso o paz espiritual.

En la parte más alta del altar se coloca una imagen, pintura o fotografía del difunto al que se honra.

El papel picado representa el viento debido a su maleabilidad. Con la influencia española aparecieron diferentes tipos de papel, colores y patrones.

Como representación del fuego suelen añadirse velas, veladoras y cirios, por su fácil manejo y su relación con los símbolos religiosos.

El agua tiene múltiples significados, el principal, se utiliza para calmar la sed del espíritu, por lo que se colocan vasos de agua.

En la representación de la tierra se incluyen diversas semillas, frutos, especias y otras bondades de la naturaleza.

Las flores fungen como ornato en todo altar y sepulcro. La flor de cempazúchitl es la especies más utilizadas para el adorno de un altar.

La comida, según la tradición, debe ser del agrado del fallecido, por lo que generalmente consta de comida tradicional mexicana mole, pozole, tacos, tamales, etcétera. Se deben incluir diferentes frutos de temporada como la calabaza, el tejocote, jícama y naranjas. También se incluye el mencionado pan de muerto.

Algunos altares contienen bebidas alcohólicas como tequila, rompope y pulque servidos en tradicionales recipientes de barro. También puede incluirse cualquier otra bebida que le haya gustado al difunto homenajeado.

En los altares se utilizan prendas de vestir del ya fallecido, objetos representativos del oficio al que se dedicaba o sus objetos preferidos. En el caso de los menores suele colocárseles juguetes y dulces.

Infinidad de adornos alusivos a la muerte han surgido del arte popular mexicano y se han agregado al altar de muertos. Figuras con cuadros de entierros, velorios o cementerios, o representando escenas de la vida cotidiana con esqueletos como personajes realizados en figuras de alfeñique, cartonería, madera, barro o yeso, son típicos de la fecha, así mismo como hermosos arreglos frutales o florales.