Viajero que vas

Sí, tenía que ir a Cuernavaca para recoger facturas prometidas e intentar resolver el problema de mi kárdex en el sistema de calificaciones. Quedé con Sergio y Gwendy, compré mi boleto y ya montado en el camión, una avalancha de SMS llegaron de distintas personas (Sergio, Blanca y Kiwi) pero con un mismo mensaje: no abrirán el tec el viernes. Carajo. Dudé en bajarme en Querétaro y regresar a Celaya, hasta que llegó un rayo de luz: sí abriría una persona CASA para atender "emergencias". Pues ya estaba en el camión.

Llegué más tarde de lo pensado, el camino al DF y la salida a Cuernavaca estuvo accidentada y con tráfico. Pero ya en la terminal del Pullman no tardaron en pasar por mi Sergio y Gwendy. Me es indispensable agradecer su generocidad y atenciones hacia mi persona. Pasamos la noche, después de beber algunas cervezas. Al día siguiente fuimos ya entrada la mañana al campus, apurando el paso a CASA. Esperé a que se desocupara la señora que estaba de guardia y en mi turno me entregó la única factura impresa, la de marzo ¿y abril y mayo? pues no la solicitaste, pero yo radico en Celaya y no puedo venir cada mes, yo no puedo arreglar nada ahora está cerrado el sistema, y mi kárdex, idem. Un viaje no muy fructífero. Al menos me dieron el correo electrónico de la encargada, a quien ya le escribí si respuesta aún.

Pero qué caray, ya estaba en mi querida Cuernavaca, y no sólo eso, sino que así como así, por la gracia de la casualidad, 5 de los 7 compañeros de la maestría estábamos en la ciudad. Los otros dos (Cinthía y Michel) recién se habían fugado a Acapulco. Pero no nos adelantemos a los hechos. Siguiendo con el viernes, Sergio y yo nos fuimos a comer pozole al Barco, en el centro. Después nos fuimos al cine cultural Morelos, que ya está reparado y vimos la película francesa La ex-femme de ma vie, una comedia romántica, que no ofrece grandes cosas, pero que resulta entretenida. En la noche de nuevo aparecieron las cervezas además de la cena con Kiwi y su mamá, aprovechando el recalentado de su comida de graduación.

Del viernes, si la memoria no falla, sigue el sábado, en el cual la mañana pasó sigilosamente a lado de nuestro merecido reposo en cama. Al transcurrir ese paso silencioso llegaron a la casa de Gwendy y Sergio, Jaqueline y Javier, Kiwi y Verónica. La comida no fue tan animada como mi memoria las suele recordar. Supongo que cuando un grupo se separa, los temas de conversación en común se reducen. De nuevo nos agasajamos con el recalentado. La noche llegó y nos fuimos a Galerías a ver una película. Esa noche platiqué un rato con Sergio sobre la neurosis y su etiología sexual. Interesante.

Volvió esa añoranza. La felicidad se descubre en retrospectiva. Y sí, fuí feliz durante mi posgrado en Cuernavaca.

Vino el domingo. Me despedí de mis generosos hortelanos y me llevaron a los Pullman, acompañado de Sheila y un chavo que no recuerdo su nombre (seguramente porque le va al América). Me puse en el camino al D.F. para verme con Joshua. Nos encontramos en Bellas Artes. Me gusta mucho esa parte del Distrito, me da la impresión de ser una gran ciudad que no le pide nada a ninguna capital europea. Ahí convenimos irnos a comer al Café Tacuba. Me gusta mucho discutir con Joshua, recorriendo temas como veredas en un escarpada sierra. Entrando la noche nos despedimos en el metro Hidalgo y me regresé a Celayita la Bella.

Mañana me entrevistan. El sábado voy a Monterrey.