Aplanando la curva de contagio

El sábado 14 de marzo el gobierno de España decretó el Estado de Alarma, contemplado en el artículo 116 de la Constitución, durante 15 días, prorrogables a decisión del Congreso de los Diputados. El estado de alarma puede activarse ante alteraciones graves de la normalidad, como en catástrofes, crisis sanitarias, paralización de servicios públicos básicos, o desabastecimiento de productos de primera necesidad (artículo 4 de la ley orgánica 4/1981). Las medidas a tomar pueden consistir en limitar la circulación, requisa temporal de bienes y servicios, ocupación transitoria de fábricas, racionamiento de productos de primera necesidad, u ordenar el abastecimiento de mercados o servicios (artículo 11 de la misma ley). En esta ocasión, y por el momento, el desplazamiento en vías públicas se limitará a ir al trabajo, hacer la compra y para ir a cuidar parientes enfermos; también la sanidad privada pasará a control estatal en algunos aspectos, etcétera.

La razón de este estado de alarma es la enfermedad conocida como COVID 19, causada por el virus SARS-CoV-2, y que la Organización Mundial de la Salud ha declarado con características de pandemia.

Una pandemia, no está de más aclarar, es la propagación mundial de una nueva enfermedad. Las palabras clave de esta definición son mundial y nueva. Lo nuevo es desconocido: no sabemos a cabalidad cómo va a impactar en nuestro organismo, aunque científicos de todo el mundo trabajan a contra-reloj por obtener la mayor información posible sobre este virus y la enfermedad que causa. Cuando una enfermedad nueva tiene presencia mundial mundial significa que tiene un alta capacidad de contagio. Este virus, detectado inicialmente en la ciudad China de Wuhan, se propagó por el hemisferio norte en cuestión de semanas.

Sin embargo, lo que sí sabemos, es que la enfermedad no tiene una alta mortalidad en relación con otras causas de mortandad actuales u otras enfermedades contagiosas, aunque mayor a la gripe estacional. Sabemos que el mayor porcentaje de fallecimientos ocurre en personas mayores de 60 años y en aquellos con problemas respiratorios previos. Sabemos que muchas personas, sobre todo los más jóvenes, pueden ser portadores del virus sin presentar síntomas.

Sabemos que es de la familia de los coronavirus, pariente del virus que provocó el brote de SARS entre el 2002 y el 2004, y del brote de MERS entre el 2013 y 2014. De ninguno hay vacuna y sus enfermedades tienen características similares, que en los peores casos, resultan en neumonía y la muerte.

Sabemos que el SARS-CoV-2 se transmite por las gotitas húmedas expulsadas por el portador a través de estornudos o la mera saliva al hablar. Estas gotitas pueden mantener al virus durante cierto tiempo si caen sobre superficies duras. Luego, si alguien entra en contacto con estas partículas y se las lleva a los ojos, a la boca o la nariz, el contagio es altamente probable.

Por lo anterior, la manera más efectiva para evitar el contagio, que se conoce hasta ahora, es manteniendo un distanciamiento social. Es decir, tratar de mantener un espacio entre las personas de aproximadamente un metro. Sin embargo, esto es muy difícil de mantener en circunstancias normales, con actividad diaria corriente, y cuando los servicios de salud de una población se saturan, lo mejor es romper la cotidianidad y evitar salir a la calle lo más posible. Esta es la razón del estado de alarma: mantener a la gente lo más distanciada posible, en sus casas, por dos semanas por lo menos.

De esta manera se contiene el contagio masivo, evitando, por tanto, el colapso de la sanidad y servicios médicos.

Curvas de contagio

Curvas de contagio y la capacidad sanitaria (origen).


China impuso estas restricciones a su población con éxito hasta ahora, ya que su número de remisiones es mayor al número de nuevos contagios. Sin embargo, un virus es capaz de mutar, así que esperemos que alguna de sus mutaciones no resulte peor, y la curva de contagios, en lugar de seguir descendiendo, se revierta tras la futura suspensión del estado de alarma.

También sabemos que el coronavirus está compuesto por tres elementos: material genético con sus "instrucciones invasivas", proteínas para fijarse a células humanas, y una membrana de grasa que la sujeta y protege. La función del jabón es romper las moléculas de grasa y que "escurran" fácilmente. De allí la recomendación de lavarse las manos con frecuencia para evitar contagios.

Composición de un virus.

Composición del Coronavirus. (origen)


Así que estaremos confinados en casa, al menos, durante dos semanas.

Había empezado una cuarentena personal, en vista de los sucesos, desde una semana antes, trabajando desde casa. Pero desde el viernes pasado, con la sospecha de la declaración del estado de alarma, ha tomado un cariz distinto. Ha desvelado algunos de los comportamientos más repugnantes del humano-capitalista ante el pánico, como acaparamiento irracional de mercancías, en particular de papel higiénico y gel sanitizante.

Acaparamiento de papel higiénico.

Acaparamiento fetichista de papel higiénico.


El acaparamiento, bajo estas condiciones, me resulta moralmente repugnante porque se deja de pensar socialmente, en particular en aquellos que viven al día, y se dejan llevar por el frenesí de la incertidumbre y el rumor. Gente que no conoce sus necesidades de vida concretas y por tanto es esclavo de las masas.

Frutería del barrio.

En cambio, la frutería del barrio, llena de producto, como siempre.


Frutería de Mercadona.

La sección de frutas y verduras del Mercadona vaciada.


Colas en Mercadona.

Gente entrado en el Mercadona del barrio en el momento que abren a las 8 am. Estaban haciendo cola desde las 6 am.


Pero también se ha desvelado el lado social y solidario de las personas. Por ejemplo, a las ocho de la noche se aplaude a los servidores de la salud y las ciudades de España se inundan con aplausos.

Pero, cómo apunta Guillermo Zapata, estamos ante dos horizontes posibles: la distopía y la utopía se dibujan ante nosotros, como dos fuerzas gravitatorias. Y de lo que hagamos y decidamos (individual o socialmente) se define el futuro de la economía capitalista y la vida cada uno de los habitantes de este planeta. De ese tamaño es la ruptura que representa esta pandemia.


Y terminé de leer el último libro publicado de la zaga A song of ice and fire, ávido de que George termine Winds of Winter.

  1. On writers and writing. Margaret Atwood (11/06/2019 - 02/01/2020)
  2. Otra vida por vivir. Theodor Kallifatides (02/01/2020 - 09/01/2020)
  3. El amigo. Sigrid Nunez (09/01/2020 - 17/01/2020)
  4. El hombre que plantaba árboles. Jean Giono (22/01/2020 - 22/01/2020)
  5. A dance with dragons. George R. R. Margin. (30/01/2020 - 11/03/2020)