mi blag

cuando un buen libro se convierte en confidente

Tiempo de lectura estimada: 2 minutos

Víctor Jáquez
  1. Corazón de las tinieblas. Joseph Conrad. (12-22-2007 / 01-12-2008)
  2. El sol de Breda. Arturo Pérez-Reverte (01-13-2008 / 01-31-2008)
  3. El criptonomicón 2, el código Pontifex. Neal Stephenson (02-01-2008 / 02-12-2008)
  4. El criptonomicón 3, el código Aretusa. Neal Stephenson (02-12-2008 / 02-28-2008)
  5. El oro del rey. Arturo Pérez-Revert (02-29-2008 / 03-08-2008)
  6. El pulso del mundo. Artículos periodísticos: 1978 - 2002. Cristina Peri Rossi. (03-10-2008 / 04-04-2008)

Un amigo me regaló este libro, arguyendo que se lo habían dado, entre otras cosas, como parte de un reconocimiento por haber participado como conferenciante en un congreso. "Es algo de periodismo", me dijo. Al igual que él, tomé el libro con desdén. Pero una noche que ya no tenía libros que leer, lo tomé... y me enganché.

Me enamoré de Cristina Peri. Su forma de escribir tan colorida, tan completa, tan dueña del idioma; su idiosincrasia, que la siento tan cercana a la mía, tan sarcástica, tan directa, tan graciosa, tan lúdica, tan llena de temas de conversación, tan prolija en su trabajo. La cantidad de temas que aborda, la honestidad, la simplicidad e inocencia de un niño con que expone las desgracias de la sociedad.

Pero lo que me enganchó en primer grado fue su exposición del exilio al que fue sometida y su visión de España como Uruguaya. Fue como si el libro llegara a mi en el momento que más lo necesitaba: cuando estoy a punto de mudarme a España por una temporada. Fue como una palmada al hombro y un guiño que me tranquilizaron enormemente.

Hubo momentos que creí que eramos almas gemelas, con pensamientos muy semejantes... bueno con un desfase de 10 años. Su mundo de literatura, de erotismo, de feminismo tan lleno de causa y razón, de socialismo desencantado, de soledad por convicción. Tengo tanto que aprender, pero ella fue una impresionante, aunque efímera, maestra de la vida.

Gracias Cristina, por llegar a mis manos cuando más te necesitaba.