Engels y matriarcado

Luego de terminar El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado, me interesé por la figura de Friedrich Engels, al grado de adquirir una de sus biografías, del historiador británico Tristram Hunt y publicada en el 2009.

La historia vulgar se empeña en mostrar a Engels bajo la sombra del genio de Karl Marx, un sideshow, un patiño. Ahora me pregunto si estos personajes secundarios, mirados con sorna y condescendencia, son quienes experimentan con mayor intensidad sus días, que aquellos a quienes acompañaron y finalmente trascendieron. Sanchos Panza abiertos a sus posibilidades existenciales, desdeñando los encantos de Clío, al contrario de sus Quijotes, obsesivos y monomaniacos.

Otro de los lugares comunes a los que suelen recurrir es que Marx fue un vividor a expensas de Engels, cual bonachón empresario en las garras de un timador profesional. Es posible que esta manida referencia no sea más que el reflejo de sus paranoias. Revisando la biografía de Engels resulta imposible reparar en un pánfilo burgués, sino más bien en un Ché Guevara decimonónico.

Notas biográficas

Friedrich Engels nació el 20 de noviembre en 1820, primogénito de cuya estirpe, un siglo atrás, había trocado las fatigas agrícolas por la producción industrial, amasando considerable fortuna. El padre de Friedrich fundó una floreciente industria de hilado de algodón, tanto en su natal Barmen (hoy Wuppertal), antigua Prusia, como en Manchester, Reino Unido.

El señor Engels, cuando no se entregaba a su trabajo, se entregaba a su religión pietista, un movimiento dentro del luteranismo alemán con una observancia cristiana más intensa, comprometida y práctica, además de una estricta ética calvinista, basada en el esfuerzo individual, lo que para Max Weber representa el motor del desarrollo capitalista. Sin embargo, para Friedrich hijo, el valle del río Wupper, donde el pietismo dominaba, era "el Zion de los oscurantistas".

Para Dussel la crítica al capitalismo en Marx comienza con su crítica de juventud a la religión. Esto es relevante, ya que, analizar el capitalismo significa exhibir la religión dominante de los últimos seis siglos. De manera similar, Engels comenzó su desarrollo intelectual rechazando la severa religión que su familia y sociedad le imponían.

Durante su infancia, Friedrich trabó amistad con los hijos de los obreros que trabajaban para su padre, lo que lo llevó a entender y desenvolverse con naturalidad en ambos mundos: el de la precariedad proletaria y el de la soberbia burguesa. Encarnó la contradicción social del mundo: a la vez un acomodado sibarita y un furioso renegado y subversivo.

Friedrich Engels en 1840.

Friedrich Engels en 1840. (fuente).

Engels fue un estudiante sobresaliente en el Gymnasium. Sus maestros esperaban que siguiera leyes o literatura, pero su padre tenía otro plan, y con dieciocho años lo llevó, como aprendiz comercial, al puerto de Bremen. Para su suerte, Engels allí encontró un ambiente mucho más distendido y en efervescencia intelectual. También tuvo su primer acercamiento al pensamiento de Hegel. A los veintiún años, harto de la monotonía laboral, se alistó como voluntario al servicio militar en la Guardia Prusiana, siendo transferido a Berlín. Aprovechó para asistir a conferencias en la Universidad, coincidiendo con los llamados jóvenes hegelianos, quienes, retomando la dialéctica, argumentaban que el fin de la historia no es la Idea absoluta, llámese Verdad, Dios o Estado, sino el movimiento a través de la perpetua crítica de todo lo establecido. Engels comienza a publicar artículos en la Gaceta Renana, y un año después conoce personalmente al editor, Karl Marx.

Al concluir su año de servicio, y para alejarlo de las ideas de la Gaceta Renana, poco estimadas por el gobierno de Friedrich Wilhelm IV, su padre lo manda, ahora como aprendiz de gestor, a su fábrica en Manchester. Allí conoce su compañera de vida, Mary Burns. Se sabe poco de ella, el mismo Engels quemó toda su correspondencia donde era mencionada. Sólo se conoce que era una obrera irlandesa en Manchester, analfabeta pero de opiniones radicales. De la mano de Mary Burns, Engels escribe "La situación de la clase obrera en Inglaterra". Su primera obra de importancia. Tenían ambos veinticuatro años.

Concluida su estancia como aprendiz, Engels decide visitar a su familia en Barmen. Sin embargo, de camino, en París, se encuentra con Marx y decide quedarse en la Ciudad Luz, comenzando una de las colaboraciones de mayor trascendencia de los últimos siglos. Marx, para entonces, había roto con los jóvenes hegelianos, incapaces de superar su idealismo, encasillados en la crítica a la religión. Para Marx, el primer momento dialéctico de la historia es la relación entre el ser consciente y la naturaleza, en una palabra, satisfacer el hambre. Fue Engels quien propuso a Marx la economía política británica como campo de estudio para aproximarse a esa realidad material intuida, presentándole a sus autores indispensables: Ricardo, Smith, Malthus. Fue también Engels quien esbozó la idea del proletariado como la clase social capaz de organizarse para construir un nuevo orden social, el sujeto revolucionario. Pero a pesar de su talento, el genio tras el tintero era Marx, como muchas veces repitió Engels.

Regresó finalmente a la casa paterna en Barmen, organizando debates y charlas sobre comunismo por la región. Levantaban tanto revuelo que las autoridades hicieron todo lo posible para boicotearlas. La tensión entre padre e hijo explotó, y el señor Engels echó a su heredero de casa, recomendándole el exilio. Friedrich volvió a Manchester, y junto con Mary Burns y la familia Marx, quienes habían sido expulsados de Francia, marcharon para Bruselas. Una vez en Bélgica, contactaron a la Liga de los Justos, a la que, más tarde, bajo propuesta de Marx, se renombró como Liga de los Comunistas. La Liga les encargó un texto que sirviera de fundamento ideológico para sus afiliados. Allí nació el famoso Manifiesto Comunista. Engels tenía veintiocho años y Marx, treinta.

Durante la primera mitad del siglo XIX Europa se convulsionaba. Las burguesías con el control de la economía, aspiraban al poder político, sujetado hasta ese entonces, por aristócratas y monarcas absolutistas. No fue un proceso democrático ni civilizado. Las burguesías acecharon el poder con violencia y sangre por cincuenta años. Los historiadores reseñan las revoluciones de los años veintes y treintas en Europa, como revueltas liberales en pos de legislaciones constitucionales y libertad de prensa. Sin embargo, en 1848, una tercera ola revolucionaria se desató a partir de una manifestación en Palermo y terminó con la abdicación del rey Luis Felipe I, de Francia.

Será imposible determinar si el Manifiesto fue la gota que derramó el vaso, pero al mes de su publicación la insurrección popular se desató en París, ya no encabezada por burgueses, sino por obreros y artesanos organizados. Estos ímpetus de revolución proletaria se extendieron hasta Prusia y la Confederación Alemana, hacia donde Marx y Engels se dirigieron para participar, fundando en Colonia, La Nueva Gaceta Renana. Al poco, Engels y otros colaboradores, participaron en reuniones que las autoridades prusianas acusaron de alta traición. Engels pudo huir gracias a su madre, quien se enteró con antelación y alertó a su hijo, rogándole que emigrara a Estados Unidos. Mas Engels se escabulló a París, y se fue caminando hasta Berna, Suiza. En Berna, Engels se interesó en las tácticas de guerrilla usadas por Lajos Kossuth contra la monarquía Austro-Húngara de los Habsburgo y la Rusia zarista.

En mayo de 1849, la revolución irrumpía en diversas geografías de la Confederación Alemana, y Engels, entusiasmado, partió hacia su tierra natal, el valle del río Wupper, donde organizó barricadas y elaboró planes de defensa. Sin embargo, las arengas comunistas de Engels incomodaron a varios cabecillas de la burguesía, expulsándolo de la ciudad. También en Colonia fue clausurada la Nueva Gaceta Renana, que gozaba de gran popularidad para entonces. Entonces Friedrich se une a la sublevación desarrollada en el Condado Palatino del Rin, y se une a las tropas del sublevado oficial August von Willich. Aunque la sublevación estaba condenada al fracaso, Engels tuvo su prueba de sangre y fuego, participando en combate. Ahora Engels podía mirar a sus compañeros revolucionarios a los ojos.

Der Ursprung der Familie

El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado fue el último libro publicado por Engels, cuando tenía sesenta y cuatro años. Marx ya había fallecido, y como albacea, Engels revisaba a consciencia los manuscritos de su amigo. El libro surge cuando Engels retoma uno de los manuscritos inconclusos donde Marx reseña el libro del norteamericano Lewis H. Morgan, Ancient Society; or, Researches in the Lines of Human Progress from Savagery, Through Barbarism to Civilization.

En dicho libro, Morgan, de manera independiente al trabajo teórico de Marx, aplica el materialismo histórico en la antropología, más específicamente, en el estudio del desarrollo histórico de la familia. Antes de Morgan, la ciencia dominante afirmaba que la familia no había sufrido alteración ninguna, siempre había sido igual, básicamente porque así estaba en las Santas Escrituras: padre, madre e hijos, donde el padre tiene el lugar preponderante. Morgan, estudiando a los iroqueses, propuso que no siempre fue así, que la organización familiar se ha ido estructurando de manera distinta de acuerdo a las necesidades, el desarrollo tecnológico y la naturaleza. Hoy en día todos los historiadores, como dice Eric Hobsbawm, mal que bien son marxistas, porque es el modo científico de pensar.

Según la teoría materialista, el factor decisivo en la historia es, en fin de cuentas, la producción y la reproducción de la vida inmediata.

—Friedrich Engels. Prefacio a la primera edición de "El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado"

Morgan, en su libro, propone tres estadios prehistóricos: salvajismo, barbarie y civilización, basados en la manera como el hombre interactúa con la naturaleza, la materia. Hoy en día, esa categorización no es usada, así que para adaptarla al contexto actual, creo que podemos decir que la barbarie coincidiría con el neolítico. Se estima que el homo sapiens apareció sobre la faz de la tierra hace aproximadamente 315,000 años y el neolítico comenzó hace 12,000 años en Mesopotamia. Es decir, nuestra especie ha pasado, en lo que Morgan caracteriza como salvajismo, el 95% de su existencia.

De manera similar, Morgan propone etapas evolutivas en la organización familiar, a decir, la familia consanguínea, la punalúa, sindiásmica, y por último, la familia monogámica. Las primeras tres se distinguen por el matrimonio en grupo, donde la sexualidad se lleva a cabo entre los miembros de la tribu, así como los cuidados y la protección; la sexualidad era sólo una forma más de interacción social. En la familia consanguínea no hay reconocimiento de relaciones familiares más allá de madre e hijos, y por tanto, era la única prohibición sexual. Si hubo alguna vez un Edén cristiano, así debió de ser.

En la familia punalúa se añade una segunda prohibición: la sexualidad entre hermanos uterinos, y posteriormente entre primos por línea materna. Este impedimento surge como consecuencia de la selección natural, debido a los problemas genéticos en la descendencia. En aquellos matrimonios por grupos era imposible para un niño saber quien es su padre, al contrario de su progenitora; para un varón, sus hijos, son los hijos de sus hermanas, el resto son meros sobrinos. Se establece, entonces, la descendencia matrilineal. Y esta organización conformó clanes y la gens primitiva, donde la vida familiar era organizada en base a lazos de sangre materna. No obstante, tenían estrictamente prohibida la endogamia y los matrimonios se realizaban entre gens vecinas. Por tanto, el forastero pertenecía a la clase conyugal por excelencia, aunque se ofendieran los europeos colonizadores. También los mecanismos de herencia respondían a esta organización: se repartían entre las hermanas del fallecido y los hijos de éstas, asegurando así la continuación de la propiedad común en la gens.

En su momento, la teoría matrilineal de Morgan y Engels fue ridiculizada por la academia. Hoy en día, gracias a la genética, es difícil negar que durante la prehistoria, la organización social y reproductiva de la humanidad fue matrilineal.

Si bien el hecho que la organización familiar fuera matrilineal, ésta no remite al matriarcado obligatoriamente; aunque muchas de las sociedades matrilineales aún existentes también son, en alto grado, matriarcales. Entendiendo matriarcado cuando el poder social es ejercido por una o varias mujeres. El poder ejercido en sociedades matriarcales parece ser distinto, cualitativamente, al del patriarcado: el más fuerte no gobierna, la violencia no suele ser determinante, la dominación no es el propósito. En este sentido, la dialéctica del señorío y la servidumbre, expresada por Hegel, sólo tendría carné de validez en el patriarcado. Como enarbolan los zapatistas con respecto al ejercicio del poder: mandar, obedeciendo.

El siguiente vídeo nos cuenta la experiencia de uno de estos pueblos matriarcales, aún existentes, en China:

La familia sindiásmica aparece entre el salvajismo y la barbarie, es decir, durante el neolítico. Aparecen los excedentes productivos en la gens; su uso torna en decisión exclusiva de una sola persona. En otras palabras, surge la propiedad privada, y esta es reclamada a través del uso de la fuerza, inaugurando el patriarcado. Por otro lado, para evitar deformaciones genéticas y tener más población productiva, las restricciones matrimoniales se extienden más y más, dentro y fuera de la gens, por lo que el matrimonio por grupos resulta ineficiente, fomentando la aparición de parejas más o menos permanentes.

Los derechos de herencia pasan a la progenie del señor, para lo cual, obliga a su mujer a la exclusividad sexual, aunque este se reserva la conservación de su derecho al heterismo. Al surgir la propiedad privada, aparece la esclavitud. El estatus de la mujer se aproxima, más y más, al del esclavo. El mismo término familia, en latín, refiere al conjunto de esclavos pertenecientes a un mismo amo. La organización matrilineal comienza a derrumbarse.

El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo.

—Friedrich Engels. El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado.

La familia monogámica es la solidificación de la familia sindiásmica, a través de la aparición de las Ciudades Estado, los albores de la civilización. El varón impone la división social del trabajo y erige la ley. Dentro de su legislación está la monogamia; de su mano llegó la prostitución, pero también el adulterio en la mujer. El antagonismo entre hombre y mujer surgida de la monogamia, coincide con la aparición de clases sociales antagónicas. La esclavitud disminuye lentamente y se reemplaza por trabajo asalariado. Mientras que la monogamia, en el patrón, implica mayor centralización del poder, en el trabajador, fragmenta y atomiza su capacidad de organización y resistencia. El trabajo y el matrimonio transmutan en contratos, donde la igualdad jurídica es un fetiche que oculta la injusta realidad. Bajo esta mentalidad surgen las gestas románticas, la idealización de la mujer y del amor.

En el libro, después de exponer los tipos de familias propuestos por Morgan, Engels expone ejemplos de gens matrilineales y sus transformaciones a estados patriarcales. En particular me llama la atención su ejemplo de la gens celta y germánica, que pudo resistir a la invasión romana con éxito, aunque posteriormente asimilada. Pero no totalmente, la gens celta y germánica mantuvo sus costumbres matrilineales, lo que le dio la oportunidad de tomar el control del Imperio Romano tras su decadencia, formando el Sacro Imperio Romano Germánico. Para Engels la debacle de Roma se debió, en parte, a que la familia remplazó a la antigua gens romana, pero la familia es mucho más inestable y débil, y por tanto el poder era fácilmente enajenable. Por tanto, la gens germánica, que aún permanecía, pudo recuperar el control de los territorios.

Pienso en Latinoamérica, en sus pueblos originarios, que quinientos años después, siguen resistiendo. Si hay un futuro después del capitalismo y la familia nuclear, sospecho que los pueblos indígenas guiarán el camino.

Con respecto a la familia, esta no puede eternizarse. ¿Qué sobrevendrá?

Eso se verá cuando haya crecido una nueva generación: una generación de hombres que nunca se hayan encontrado en el caso de comprar a costa de dinero, ni con ayuda de ninguna otra fuerza social, el abandono de una mujer; y una generación de mujeres que nunca se hayan visto en el caso de entregarse a un hombre en virtud de otras consideraciones que las de un amor real, ni de rehusar entregarse a su amante por miedo a las consecuencias económicas que ello pueda traerles. Y cuando esas generaciones aparezcan, enviarán al cuerno todo lo que nosotros pensamos que deberían hacer. Se dictarán a sí mismas su propia conducta, y, en consecuencia, crearán una opinión pública para juzgar la conducta de cada uno.

—Friedrich Engels. El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado.

Addendum: Como se observa en la cita anterior, Engels podía predecir más bien poco respecto a la evolución de la estructura familiar. Hoy en día, creo que quienes sostienen la vanguardia, teórica y práctica, en este tema,es el feminismo contemporáneo, en sus vertientes anti-capitalista y decolonial.

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