Gótico sureño

Otra novela para el taller de Dores. Si con Otero se me reveló la técnica de usar imágenes contrastantes para mantener la atención del lector, con McCullers me quedo con la necesidad de la ambigüedad, explicitar la existencia de secretos, mas sin revelarlos, así el lector tendrá un espacio para sus propias interpretaciones del texto. El espacio para el lector es donde hace suya la obra.

Es increíble que McCullers haya escrito esta novela con veinticuatro años. No salgo de mi asombro por lo compleja y vasta. Es la primera novela con la que tomo notas por cada capítulo.

Mi personaje preferido es, obviamente, del doctor Copeland. La novela se desarrolla en a finales de la década de los 30s, en plena Gran Depresión, en un pueblo perdido de Georgia. El doctor Copeland es médico, es negro, lee a Marx y a Spinoza; busca desesperadamente la forma de ayudar a los negros sumidos en el absoluto desamparo, sistémico en los Estados Unidos. McCullers presagia el Movimiento por los Derechos Civiles, con Martin Luther King a la cabeza. Sin embargo, Copeland es incapaz de liderar ninguna organización social, porque no puede comunicar eficazmente sus ideas, y se frustra y se disgusta con su interlocutor.

Y eso es el quid de la obra: la incomunicación, la imposibilidad del diálogo en la sociedad sureña de EEUU. Todos los personajes orbitan alrededor de un sordo mundo, John Singer, capaz de leer los labios y por ello, cuando está con alguien, le entrega toda su atención. Esta condición hace que los personajes encuentren en él todo lo que buscan: un lienzo en blanco donde pueden pintarrajear sus ideas, recibiendo atención pero sin réplica.

Carson McCullers

Carson McCullers (Origen)