mi blag

José Ángel Valente

Tiempo de lectura estimada: 3 minutos

Víctor Jáquez
  1. El capital. Crítica de la economía política: Antología. Karl Marx, César Rendueles (Selección y notas), Manuel Sacristán (traducción) (06/22/2013 - 01/26/2014)

  2. Teoría del cuerpo enamorado. Por una erótica solar. Michel Onfray. (01/26/2014 - 02/15/2014)

  3. The Communist Manifesto. Karl Marx & Friedrich Engels (02/16/2014 - 02/28/2014)

  4. Sálvense quien pueda. Jorge Ibargüengoitia (02/28/2014 - 03/08/2014)

  5. Noventa y nueve poemas. José Ángel Valente. Selección José-Miguel Ullán (03/11/2014 - 03/25/2014)

Compré este libro hace un año exactamente, cuando mi curiosidad por la poesía de Valente se volvió intransigente, así que pasé por una librería y pedí su poesía. Y me dieron este pequeño volumen. Se trata de una selección de poemas, por José-Miguel Ullán, sobre gran parte de la obra poética del orensano.

Dicho libro vivía en mi mesilla de noche, por lo que había leído algunos poemas al azar. Pero no fue hasta que tuve que viajar recientemente, que me decanté por llevarlo como mi compañero de viaje.

El segundo poemario que leo. También leído, en gran parte, montado en aviones y sentado en aeropuertos. Y me doy cuenta que estoy aprendiendo a leer nuevamente, a superar la linealidad narrativa y convertir la experiencia lectora en vivencia multidimensional.

Estas palabras no estarían completas sin escanciar algunas gotas de Valente. Escojo un poema dentro de esta selección:

Melancolía del destierro

Lo peor es creer
que se tiene razón por haberla tenido
o esperar que la historia devane los relojes
y nos devuelva intactos al tiempo en que quisiéramos
que todo comenzase.
Pues ni antes ni después existe ese comienzo
y el presente es su negación y tú su fruto,
hermano consumido en habitar tu sombra.

Lo peor es no ver que la nostalgia
es señal del engaño o que este otoño
la misma sangre que tuvimos canta
más cierta en otros labios.

Y peor es aún ascender como un globo,
quedarse a medio cielo,
deshincharse despacio,
caer en los tejados de espaldas a la plaza,
no volver al gran día.

La gloria de aquel acto
es toda futura.
               Pero tú olvidas cuanto
pusiste en él, mientras los muertos
brotando están a flor de tierra ahora
para hacer con sus manos
la casa, el pan y la mañana nuestra.

Y tú en tu otoño de recordatorios,
en tu rosario quieto,
igual que un héroe de metal fundido,
famoso en unos pocos
metros a la redonda,
ilustre en ignorancia de la hora inmediata
y casi sordo de tristeza.
                        Pienso
si no supiste combatir,
si no te defendiste por donde más te herían
o si acaso ignorabas que el destierro es a veces
más cruel que la muerte.

Sobremueres.
            Te han vendido a ti mismo,
a tu perfil lejano entre metralla y cantos
o te has dejado herir con un solo disparo
de luz petrificada en la boca del alma.