mi blag

MMXXV

Tiempo de lectura estimada: 4 minutos

Víctor Jáquez

Los años transcurren más rápido con respecto se acumulan, y cada uno ha dejado un cada vez mayor sentimiento de nulidad, de tiempo no aprovechado, oportunidades perdidas, metas abandonadas. Además, nuestro cuerpo se muestra en pleno descenso de sus capacidades. Sin embargo, si hago cuentas, rescato de la memoria logros y satisfacciones; si reconozco mi cambiante cuerpo, trazo líneas de experiencia. Es la contabilidad lo que nos constituye. Pero no sólo enumerar, no solamente marcar palomitas en listados. Constituirnos implica, además, la manera en cómo narrar el paso entre las marcas de ese listado, cómo trazar dichas líneas e imaginar posibles extrapolaciones.

¿Cómo sería la narración de mí 2024, más allá de la sensación de abatimiento?

Comenzaría más o menos así:

Recibimos el 2024 en Veleixe, Pontevedra, junto con amigos. Fue un invierno de mucha lluvia. Una borrasca tras otra. Terminé aborreciendo el frío y humedad que amenazaban con socavar los muros de nuestra casa. Como dicen, al mal tiempo buena cara, en febrero encaramos los carnavales a la altura de las exigencias: disfrazados de Peaky blinders. Finalmente, a finales de marzo, después de seis largos meses, las nubes cedieron paso al sol. Aunque no duraron mucho, porque para principios de mayo estaban de vuelta…

¡Qué difícil es escribir! Horas para apenas sacar la docena de palabras justas y necesarias. Mejor continúo con la mera enumeración. La narrativa la dejamos para la ficción, que es mucho más importante.

Escribí 16 textos en este blog, 5 para mi blog de Igalia y 8 para el Grupo Linuxero del Bajío. Los textos de este año con más visitas, en este espacio, fueron:

Escribí un cuento para mi proyecto narrativo, y comencé a trabajar en un segundo, que se suman a los anteriores cuatro que escribí del 2021 al 2023, para tener un total de cinco cuentos y uno en proceso.

Leí 15 libros. Terminé de leer A la busca del tiempo perdido, la novela en siete libros, tres mil páginas, de Marcel Proust. Comencé a leerla a mediados del 2021. Este año leí los últimos cuatro libros de la novela, que sin duda son los más interesantes. El que me llevó más tiempo fue el tercero, que es, a la sazón, el más aburrido. Pero además, es que me hice de una rutina para leer a Proust: levantarme a las cinco de la mañana para leer penosamente 10 páginas.

Claro, 15 libros, después de los 26 que leí el año pasado, pues es casi la mitad, pero algunos fueron de lectura densa. Nada más con Proust fue ya subir uno de los ochomiles de la literatura.

Viajé a 5 países:

Recibimos la visita primero de Ofelia y Gabriela; algunas semanas después, varios miembros de la familia Benavides, ambos grupos allegados de Paula; mi hermano nos visitó en agosto y, en septiembre, nuestro buen amigo Martin.

Fuimos a 3 conciertos (Tigres del Norte, The Warning y Dream Teather) y dos festivales (Monte do Gozo -para ver a Bomba Estéreo- y Pardiñas).

Laboralmente, seguí en el fregado de Vulkan Video y GStreamer, además algunas incursiones a kamaros. Lo más intenso fue, sin duda, el trabajo no-tecnológico sino organizativo. Trabajar en una cooperativa horizontal e igualitaria exige mucho esfuerzo sicológico y comunicacional.

Me invitaron a dar una conferencia en mi alma mater, el Tecnológico de Celaya, de donde después surgió hacer un taller de varias sesiones sobre cómo participar en el desarrollo de Software Libre. Fue un experimento muy iluminador para mi.