que todas las lunas sean lunas de miel

Veamos. Me gustaría tener alguna retórica que discutir, o alguna idea novedosa que proponer. Pero no hay ninguna. No por el momento. Así que, como se hace en estas situaciones, daré hechos. Finalmente de hechos están compuestas las vidas; las existencias de la interpretación de estos hechos.

El jueves me sentí muy mal en el trabajo. La garganta la sentía acuchillada por navajas cada vez que tragaba saliva, tenía el cuerpo cortado y me sentía mareado. Abandoné la oficina en Irapuato en la tarde y me fui a dormir. Al día siguiente me sentía igual así que decidí, unilateralmente, volver a ausentarme en el trabajo. Lo malo de esa decisión fue no despedirme de Eitan, quien se fue el viernes a medio día.

El sábado José Luis me llamó para que le ayudara con su servidor de hosting. Se lo habían crackeado. El sistema que utiliza tiene un agujerote de seguridad que fue publicado y raudamente algún script kiddie se puso a seek&destroy. Así que rehicimos el servidor, from scratch.

Por la tarde me habló Norberto por teléfono y quedamos de vernos en el Sanborns. Ahí también estaba Aurora. Charlamos un rato. Llegó Julio. Seguimos charlando. Luego fuimos a la casa de los papás de Norberto y ahí estuvimos hasta ya entrada la noche.

Hoy domingo, me dispuse a ir a la matiné (estoy construyendo una rutina de fin de semana) y vi The Jacket. A pesar de ser un refrito ya muy visto, me agradó. El ritmo es entretenido. Calificación: Palomera Plus. Persiste esa tristeza al ir al cine solo. Fui a comer con mis papás y luego de vuelta con José Luis para mandar unos emilios pendientes. Finalizó el día con un café con Julio.