mi blag

Ser escritor: día 16

Tiempo de lectura estimada: 2 minutos

Víctor Jáquez

Sucumbimos ante la necesidad de una impresora. Paula la necesita para su tesis, y yo, en ocasiones para los texto.

Leí un poco de Libre, un poco del segundo cuento de las Perlas piscotrónicas de la ciencia ficción japonesa, y el cuento Los milagros no se recuperan, de Adolfo Bioy Casares.

Pude escribir un poco del nuevo cuento, aunque sufro bastante extirpando de mi lo que íntimamente quiero decir, esforzarme para que cada párrafo y cada palabra cuenten, transmiten. Que ni una coma sea relleno.

Salí a correr en busca de un poco de iluminación. Y la encontré, pero al llegar a casa no anoté esas ideas que efervescieron durante el ejercicio y, temo, olvidé la mayoría.

Respecto a lo que me abatía ayer, recordé la frase de Gilles Deleuze:

¿Cómo hacer para escribir si no es sobre lo que no se sabe, o lo que se sabe mal? Es acerca de esto, necesariamente, que imaginamos tener algo que decir. Solo escribimos en la extremidad de nuestro saber; en ese punto extremo que separa nuestro saber y nuestra ignorancia y que hace pasar el uno, dentro de la otra. Solo así nos decidimos a escribir. Colmar la ignorancia es postergar nuestra escritura hasta mañana o más bien, volverla imposible. Tal vez la escritura mantenga con el silencio una relación mucho más amenazante que la que se dice mantiene con la muerte.

—Gilles Deleuze. Diferencia y repetición.

Sólo se puede escribir en la frontera del conocimiento formal y la ignorancia, donde la ignorancia es honesta. Se avanza sobre esta frontera no de manera etapista. No hay etapas definidas, estancas, sino un imbricado de actividades, praxis traslapada.

Impresora.

Impresora.