Ser escritor: día 5
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Víctor JáquezJustifico mi ausencia de reportes del día 3 y 4 debido a que fueron sábado y domingo respectivamente, y esos días son y serán, mientras me lo permitan, de descanso; más aún si paso por el refuerzo de la vacuna contra el COVID y la influenza, las que me dejan noqueado por más de cuarenta y ocho horas, es decir, todo el fin de semana. Además, fue un fin de semana pasado por agua, lo que nos conminó a pasarlo echados en el sofá viendo la serie de Ripley, nueva adaptación de la novela de Patricia Highsmith. Después vimos Muerte de Venecia, de Visconti; El violín y la aplanadora, de Tarkovsky y, finalmente, Django Unchained, de Tarantino. Además, comimos roscón de reyes por adelantado, de la estupenda panadería de Lorbé, considerada dentro de las mejores 50 panaderías del Estado Español.
Pero vayamos al reporte de actividades literarias y no de esparcimiento. Me puse a leer todos los artículos que tenía seleccionados sobre difrasismo, ya que busco que el narrador del cuento los use al estilo náhuatl. Los difrasismos son un tipo concreto de construcción gramatical en la que dos palabras diferentes, al aparecer juntas, constituyen una tercera unidad de significado con carga metafórica y, a menudo, no relacionada con los significados de las dos palabras por separado [referencia]. Así, ejemplo canónico de difrasismo en náhuatl es In Xóchitl in Cuícatl, que literalmente significa flor y canto, pero esta construcción hace referencia a la poesía.
Tengo una hipótesis a volea: los difrasismos se utilizan para obtener palabras que refieren a conceptos abstractos: poesía, poder, castigo, pueblo, etc.; sin embargo, estos conceptos abstractos sólo son útiles para cierta población, digamos culta, sin embargo, estos idiomas tienen vocablos para lo concreto: flor, canto, petate, silla, alacrán, ortiga, cola, ala. Entonces, las palabras que describen conceptos abstractos se construyen a utilizando estos difrasismos con vocablos de lo concreto. Pero esto es una idea mía sacada de la chistera que encuentro divertida.
Saqué un listado de difrasismos que podría utilizar.
Además, encontré un artículo que argumenta que Octavio Paz, en su poesía, utilizaba difrasismos propios. Y me descubrió su poema Crepúsculos de la ciudad, que me gustó mucho. Hasta creo que uno de sus versos lo usaré como epígrafe.
También sigo leyendo a Bandi y sus cuentos (La acusación). Rechazo un poco sus acusaciones, pero rescato mucho sus mecanismos narrativos.
Mañana, ahora sí, ha escribir.