1 March, 4:28pm

Recuerdo un juego de Remar (un grupo juvenil católico llevado por los maristas donde estudiaba la preparatoria) era preguntarle a alguien "¿quién eres?". El juego era más o menos así:

--¿Quién eres?

--Soy Víctor.

--No te pregunté tu nombre, sino ¿quién eres?

--Soy... un estudiante.

--No te pregunté qué haces, sino ¿quién eres?

--Soy hijo de mi mamá y mi papá.

--No te pregunté de quién eres hijo, sino ¿quién eres?

Y así continúa ad nauseam.

Nunca me quedó claro qué se perseguía con esto y más bien me fastidiaba el juego. ¿Qué objeto tenía si jamás había una respuesta correcta? Mas nunca nos aclararon que había que leer un poco de existencialismo para tener una idea más clara del problema a abordar con el juego: la imposibilidad definir el ser.

Definir implica limitar, contener un concepto, pero el ser no es susceptible a definiciones. Es más, hay algunos existencialistas que van más allá y dicen que decir "yo soy" no tiene sentido alguno, no dice nada y rechazan el concepto del ser.

A mi lo que me parece intrigante es el concepto estático del ser. El "yo soy" me parece algo más bien momentáneo, algo que ocurre en una dimensión temporal específica. El ser es un concepto dinámico, que evoluciona en el tiempo.

Estamos en el devenir entre el ser y la nada. No tomar las riendas de nuestra vida, no arrastra hacia la negación del ser, evitar tomar decisiones, no afrontar la problemática de nuestra existencia, es negarnos a nosotros mismos. Y somos, cuando vemos a los ojos la contradicción que implica nuestra minúscula consciencia en el universo.

Mejor ya me voy a dormir.