25 April, 2:08pm

Siempre tengo ideas para este espacio. Voy caminando por la calle o estoy viendo alguna película y siempre emerge alguna idea para el blog y pienso "ahora que esté frente a la portátil, escribiré". Pero siempre lo olvido. Surge algo que distrae por completo mi atención y justo ahora, que tengo el tiempo y el ánimo necesarios para escribir, no recuerdo ningunos de eso chispazos de inspiración.

¿Qué decir? Da igual. Yo no escribo para entretener. No me debo a mis lectores, sólo a mi mismo. Aunque definitivamente me gusta que la gente lea lo que escribo y me lo haga saber y tenga su propio punto de vista. Sí, es rico y halagador. Pero no quiero que se vuelva mi motivación. Escribo por que me gusta escribir. Escribo por la sencilla razón que puedo hacerlo.

Estas últimas semanas he visto varias películas. Por ejemplo vi Precious; me encantó. Ayer vi Paris, Texas; excelente película. La semana pasada fui al cine a ver Alice in wonderland; digna película de Johnny Deep. The pianist, una maravilla. Y finalmente Who's afraid of Virgina Wolf? y The manchurian candidate las dormí bastante bien.

Por el frente de la lectura estoy leyendo Vida y Destino de Vasili Grossman. Es un mamotreto de más de mil cien páginas. Pero está muy interesante. Gira principalmente alrededor de la batalla de Stalingrado, narrada alrededor de muchos y muy variados personajes, que es capaz de marear a cualquier lector: prisioneros de guerra en un campo de concentración nazi, un científico nuclear que pierde a su hijo adoptivo en Stalingrado, soldados tanto alemanes como rusos apostados ahí también; prisioneros políticos en los campos del Gulag, mujeres que esperan a sus hijos, amantes y esposos que regresen de una batalla que se alimentó de ellos: 2 millones de muertos en total.

Sí, la batalla de Stalingrado fue la que marcó el destino de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Sí, fue el Ejercito Rojo el que derrotó a la Alemania Nazi. No, no fueron los gringos ni los ingleses quienes liberaron al occidente del Nacional Socialismo. Sólo un monstruo puede destruir a otro monstruo. Solamente un Estado totalitario tiene la carne humana necesaria para alimentar la máquina de guerra necesaria para destruir a otro Estado igualmente totalitario. Y eso es lo que más me gusta de ésta novela: señala con marcador indeleble las atrocidades del Estado al mando de Joseph Stalin. Cómo la gente, de dientes para afuera, dice alabar al régimen bolchevique, aprobar con el puño cerrado y el corazón abierto la cruel deskulakización, y sin embargo, despreciarse a sí mismos por aceptar esa deshumanización. Su causa no es la del régimen, es la mera supervivencia. "¡Ni un paso atrás!" demandaba una burocracia atrincherada en El Kremlin de Moscú. Y la gente simplemente dejaba la piel en la primer batalla llevada a cabo en una ciudad en ruinas, calle a calle, muro a muro.

Un amigo me dijo una vez, "los gringos perdieron la guerra de Vietnam por que se cansaron de matar charlies". Podría decir lo mismo de los alemanes: perdieron la guerra porque se cansaron de matar rusos. Es triste ver las noticias en los noticiarios españoles sobre México: el narco estableciendo el terror y menguando al estado. Sé que no todo es así, que eso no lo respiras ni lo ves en las calles... pero tampoco significa que sea mentira.