Saturday 19 May 2012

Estoy muy emocionado con lo que está ocurriendo con las elecciones en México. Veo un despertar de la consciencia adormecida desde hacía mucho tiempo, tal vez desde la masacre del Tlatelolco.

Agradezco muchísimo a los estudiantes de la IBERO que nos recordaron cómo se debe de vivir la política, lo qué significa ser jóvenes que participan e influyen, de manera real, en su sociedad.

Veo con mucho orgullo las manifestaciones de repudio a la manipulación informativa, especialmente por Televisa.

Y la marcha de hoy, en contra del candidato del Partido Revolucionario Institucional, Enrique Peña Nieto, quien representa al viejo Estado represor, corrupto, corporativista, opaco...

Pero recordemos que lo más importante, es votar. No sirve de nada ir a las manifestaciones y luego no votar. Sin el voto, todo lo demás pierde sentido. Pero, no con esto quiero disminuir el valor de la demostración. La manifestación es importante porque, en caso de un fraude electoral, este quedará patente, de manera indeleble, en todos los ciudadanos. Por eso, a los que puedan, los insto a salir a la calle y demostrar que no quieren al candidato del PRI.

La apatía y el cinismo no resuelven nada. Los chavos de la IBERO nos mostraron que se puede hacer y que se debe de hacer. Está en nosotros el cambio, y el mecanismo está a la mano: la manifestación para hacer sonar nuestra voz de inconformidad.

¡La primavera mexicana ya está aquí!

The worst illiterate is the political illiterate, he doesn’t hear, doesn’t speak, nor participates in the political events. He doesn’t know the cost of life, the price of the beans, the fish, the flour, the rent, the shoes and the medicine, all depend on political decisions. The political illiterate is so stupid that he is proud and swells his chest saying that he hates politics. The imbecile doesn’t know that, from his political ignorance is born the prostitute, the abandoned child, and the worst of all thieves, the bad and corrupted politician, lackey of the national and multinational companies.

—Bertolt Brecht