Soneto de Sor Juana

En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,

teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.

-- Sor Juana Inés de la Cruz

Cuando descubrí este soneto, tocó mi rebelde espíritu, me sentí identificado. Fue, claro, como todo lo importante en la vida, en la adolescencia. Veía a mis compañeros de escuela montados en automóviles, la marca de sus vestidos, sus historias nocturnas en los antros del momento, mientras yo me encerraba a leer a Ivanhoe, Los Miserables o cuanta novela de ciencia ficción pasara por mis manos.

Cualquiera dirá: "deberías haberte sentido orgulloso por tus inclinaciones culturales". La verdad no, más bien me deprimía saber que mi vida se desarrollaba entre personajes de ficción. Prefería en aquel tiempo haber compartido correrías con los populares.

Pero el poema llegó y fue la justificación que necesitaba ante los demás y, principalmente, ante mi mismo. Me ayudó a recuperar mi escudo de rebeldía.

Hace unas semanas Norberto me pasó unos MP3 con un curso hablado de PNL, en un momento en que discutíamos que en lo personal no tenía objetivos a largo plazo en la vida, porque no se qué quiero exactamente de ella. Él me dijo que con ese audiolibro lo sabría y enfocaría mis energías a lograr ese objetivo.

¡Bah! Es un pinche infomercial motivacional. No veo a la PNL como una ciencia capaz de ayudar al ser humano. Me parece más bien un conjunto de ejercicios, que han probado, supuestamente, factibilidad de ejercer cambios en las personas. El día que la PNL tenga un sustento científico, que explique causalidades y deduzca sus consecuencias, ese día, tendrá mi voto de confianza. Por el momento me parece que simplemente es un producto mercadológico que ha tenido el éxito de un burro flautista.

Al menos me sirvió para practicar mi inglés auditivo.