10 June, 11:25pm

En la víspera, entre borracheras y hastío, no he escrito en este espacio. Ayer, mientras caminaba por la mañana a la oficina, pensaba que sería lindo colaborar en algún periódico o revista pero mi super-yo me imprecó que si no puedo poner contenido interesante en mi propio blog, me sería más complicado hacerlo a cambio de una remuneración donde tengo que cumplir expectativas, cuando en este espacio a quien únicamente le tengo que dar cuentas es a mi mismo. Bien, super-yo, ganaste de nuevo, heme aquí llenando parrafadas.

Ayer fui a ver Fracture. Captura la atención del espectador y la mantiene al borde hasta el final de la película. Es todo lo que hace. No aporta nada ni sorprende en lo absoluto. Llanamente entretiene. Y el final, cuando se desentraña todo, me pareció el cliché del villano del agente 007; lejos de la originalidad pretendida.

Hoy fui al teatro. La obra se llama Encuentro Peligroso, una adaptación de otra obra de teatro "Encuentro en el parque Peligroso" de Rodolfo Santana. Me gustaron los diálogos, las actuaciones de ambos actores, Christopher Zayas, quien me impresionó al salir justo después de la primera llamada como un indigente perdido en el escenario, y bueno, Lissette Treviño, quien además de sumamente atractiva, me impactó la fuerza de su personaje, Ana, al enfrentar a Pedro, en un remolino de violencia, humillaciones, filosofía y honestidad.

La siguiente semana se define el futuro de goo. Pase lo que pase me he divertido mucho escribiéndolo, aprendí mucho de multihilos, semáforos, banderas, subversion, gtk-doc, multimedia, GStreamer, gobject, OpenMAX, etcétera. Ayer pude hacer que pasaran todas las pruebas unitarias de los componentes que he programado (mp3 decoder, jpeg decoder y cámara), lastimosamente los componentes que ha hecho Iván no lo hicieron, pero es muy comprensible por que lo hice en el nuevo release de la familia 18. Ya Jamie nos dirá las noticias y el futuro de todo. Pase lo que pase me he divertido.

Se siente extraño no ver los partidos de la selección, no enterarse hasta cuando está transmitiéndose el juego (y me entero por el volumen de los televisores de los vecinos), pero también hay una agradable sensación de venganza cuando te enteras que sólo hicieron el ridículo.