Hoy me la pasé en casa, leyendo, haciendo la colada, y programando. A diferencia de ayer, donde la tarde la pasé caminando por el centro y luego, por la noche, en casa de Helena y Joaquim, quienes amablemente me invitaron a cenar y luego fuimos por una cerveza.

Lo de la influenza porcina se desató como una tormenta mediática. Yo ya imaginaba un Apocalipsis bacteriológico. Pero lo que más me preocupaba eran los cercos sanitarios en los aeropuertos ya que precisamente hoy llegaba L. a París. Pero ya avisó que llegó con bien y ya está con su hermana.

Ayer me compré un libro. No quería hacerlo, en verdad, pero después de vagabundear por el fnac, no puede más que llevarme uno, a pesar de que no era precisamente el que buscaba. Pero Roger Penrose se antojaba como buen reto de lectura, sobre todo por su temática: destrozar los argumentos de la inteligencia artificial dura.

Con la muerte del streaming de last.fm, he vuelto la mirada a Jamendo. Lo que importa es conocer nueva música, no si el músico es reconocido o no. Encontré cosas interesantes. Pero lo que extrañé fue marcar las canciones en caso de que me hallan gustado o no.

Hoy hice el release de la semana, programé un poco en Vala y actualicé los programas que sigo por git.