28 December, 11:09pm

Fui a desayunar con Chapis. Pasó por mi casi a las 11am cuando ya estaba ladrando de hambre. Pero valió la pena, fue una plática muy agradable, a pesar que coincidimos en casi todo. De regreso pasé al changarro de Panky quien me reclamó, a manera de broma, de un viejo post donde lo cité. Me actualizó en las últimas novedades de la sociedad y me retiré. Fue agradable cruzar palabras con él, y ver a Chapis fue algo realmente fantástico, con sus 5 meses de embarazo.

Tengo una pequeña hipótesis sociológica:

Hecho 1: El vídeo en YouTube de Obedece a la Morsa, por más horrible que parezca, no es más que la conjunción de elementos inconexos, grotescos, patéticos, pero esencialmente inocuos, en un producto chocante, repulsivo y atemorizante. Como este producto no tiene cabida en el orden mental de las mayorías de las personas, la gente reacciona poniendo defensas psicológicas para explicarse este vídeo fundamentalmente en la teoría de la conspiración: grupos satánicos, etc.

Hecho 2: El horrible crimen que sacudió a la sociedad celayense (el asesinato de dos menores de edad y la violación de uno de ellos), al parecer fue concluido con la captura de dos albañiles de veinte años, sin educación, pero tampoco con antecedentes ni vinculación con drogas a excepción del alcohol. Con quienes he platicado sospechan que estos tipos son chivos expiatorios y que los verdaderos asesinos son mentes monstruosas, libres, impunes... otra vez la teoría de la conspiración.

Hipótesis: Cuando un grupo social no puede configurar un hecho repulsivo dentro de su esquema de valores habitual, hecha mano a lo inexplicable, a la teoría de la conspiración, al demonio, a fuerzas más allá de su comprensión, para entenderlo y hasta para justificarlo. Sin embargo, la respuesta más sencilla casi siempre es la correcta, todos los seres humanos somos capaces de atrocidades innombrables, pero preferimos culpar a entes siniestros y extraños a nosotros, antes de aceptar que está en nosotros esa "maldad" y es nuestra responsabilidad social manejarla y darle los causes adecuados. En otras palabras, la teoría de la conspiración es nuestro chivo expiatorio, un mecanismo de defensa ante lo inaceptable de nosotros mismos.