El malestar en la cultura - 1ra parte
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Víctor JáquezResúmen sinóptico del ensayo "El malestar en la cultura" de Sigmund Freud
1ra Parte
Freud comienza en ensayo aludiendo a una crítica que recibió por su ensayo "El porvenir de una ilusión", donde equipara a la religión como una ilusión. La crítica lamentaba que no halla explicado en dicho ensayo el sentimiento ''oceánico'', el cual parece ser descrito como un sentimiento de eternidad y comunión con el universo entero.
Como no puede explicarse este sentimiento, Freud se buscará las causas de dicho sentimiento.
Existe la fuerte sensación de la mismidad, de nuestro propio yo, independiente y unitario.
El yo crece hacia el interior nuestro sin límites precisos.
El yo, hacia el exterior nuestro sí tiene limites claros,
a excepción durante el enamoramiento
a excepción de diversas patologías donde los límites se confunden.
El sentido del yo sufre una evolución a lo largo del desarrollo del individuo.
Inicialmente el yo es todo, uno esta unido con el resto.
Luego de disocia el yo de toda fuente de displacer, se expulsa para formar un yo hedónico. Se divide el yo del no-yo que es ajeno y amenazante.
Finalmente se va reajustando esta perspectiva por la experiencia:
Muchas cosas placenteras no nos pertenecen
Muchos sufrimientos no pueden desprenderse del yo
La hipótesis es que parte del yo primitivo persiste en el individuo conviviendo junto con el yo evolucionado simultáneamente.
Ergo, el sentimiento oceánico es una reminiscencia del yo primitivo.
Surge la pregunta ¿este sentimiento cómo funda una necesidad religiosa?
Un sentimiento sólo puede ser fuente de energía si a su vez es expresión de una necesidad imperiosa.
La necesidad religiosa viene de un desamparo infantil, que fue justamente cuando ocurrió la separación del yo con el resto.
Es volver a un momento atrás donde eramos uno con el todo y no había miedo a lo externo.
La vida, tal como nos ha sido impuesta, resulta demasiado pesada.
Necesitamos muletas para soportarla:
distracciones poderosas para que luzca pequeña nuestra miseria
la ciencia es una forma de distracción
satisfacciones sustitutivas que reduzcan nuestra miseria
arte es una forma de este tipo de satisfacciones
Narcóticos que nos tornen insensibles a nuestra miseria
La religión no parece ajustarse a ninguna de estas categorías, ya que al parecer la religiosidad responde preguntas más amplias.
La religión entonces trata de darle un sentido a la vida, la razón de la existencia.
Sin embargo esta pregunta es muy compleja y solamente las soluciones religiosas (que son totalmente antropocéntricas) pondrán su apuesta.
Sustituyamos entonces la pregunta sobre el objetivo de la existencia por algo más simple: ¿qué pretende el hombre alcanzar con al vida? ¿cuál es su fin y su propósito?
La respuesta es directa y simple: aspirar a la felicidad
Esta aspiración tiene dos fases:
evitar el dolor
experimentar intensas sensaciones placenteras
Aunque parezca que este ha sido el principio de la vida, al parece el plan orquestado va en contra de este principio
La felicidad es un fenómeno episódico.
Nuestras facultades de felicidad están limitadas en principio
Nos es mucho más fácil experimentar la desgracia.
El sufrimiento nos amenaza por tres lados
Desde el propio cuerpo, condenado a la aniquilación.
Del mundo exterior, capaz de encarnizarse con nosotros.
De las relaciones con otros seres humanos, quizá la fuente más dolorosa.
Evitar el sufrimiento relega a segundo plano la búsqueda del placer.
Existen múltiples caminos para evitar el sufrimiento ideados por el hombre:
Satisfacción ilimitada de todas la necesidades: con pésimas consecuencias a futuro.
El aislamiento voluntario: protección contra el sufrimiento originado en las relaciones humanas.
Atacar a la naturaleza y someterla a voluntad del hombre: defensa contra el mundo exterior -> actividad liderada por la ciencia.
La intoxicación: aislamiento químico/psicológico de todo.
Aniquilar los instintos con el reposo absoluto (budismo, yoga).
Sublimación de los instintos (libido) -> quehacer científico y artístico.
Independizarse del mundo exterior, buscando satisfacciones en un mundo interior, relajando el vínculo con la realidad -> goce de una obra de arte.
Darle la espalda al mundo -> hermintaño
Ignorar la realidad, transformándola en otra más conveniente para los instintos-> locos, delirantes.
Amar y ser amado: ignora el sufrimiento y se enfoca en el cumplimiento positivo de la felicidad.
El amor sexual (una de las manifestaciones del amor) nos proporciona la experiencia placenter más poderosa y subyugante, estableciendo así el prototipo de nuestras aspiraciones de felicidad
Cuando amamos nos hallamos a tan a merced de sufrimiento como nunca: jamás somos tan desamparadamente infelices como cuando hemos perdido el objeto amado o su amor.
En conclusión preliminar, el designio de ser felices que nos impone el principio del placer, es irrealizable, pero no por ello se deben abandonar los esfuerzos.
La felicidad, en un sentido limitado, cuya realización parece posible, es meramente un problema de la economía libidinal de cada individuo.
La última técnica que le queda a un individuo es la fuga a la neurosis, o, si la persona está en la edad madura y ha visto fracasar sus intentos de ser feliz, a la intoxicación crónica o el escape a la rebelión de la psicosis.
La religión viene a perturbar la libre elección de estrategia para alcanzar la felicidad, al imponer a todos por igual su camino único.
Su técnica consiste en reducir el valor de la vida y en deformar la imagen del mundo real, imponiendo la fijación a un infantilismo psíquico, haciendo participar al individuo en un delirio colectivo.