Cómo ser un anticapitalista en el siglo XXI

En la última reunión del grupo de lectura de Igalia, quedamos de leer How to Be an Anti-capitalist in the 21st Century, de Erik Olin Wright, para discutirlo en mayo. Aprovecho entonces el espacio para las siguientes notas.

Erik fue un sociólogo marxista (como todo sociólogo, básicamente), considerado dentro de la tradición analítica. Su trabajo académico giró alrededor de dos temas: clases sociales y utopías.

La presente obra fue su último libro cuya publicación fue póstuma. Finalizó el texto padeciendo una leucemia fulminante. El libro es la condensación de los argumentos principales de su otra obra académica, más grande y compleja, Envisioning Real Utopias. Su propósito es ofrecer una posible guía para el gran público en la lucha anticapitalista.

En este texto me limitaré a exponer, tan fielmente como pueda, las ideas principales de la obra. Dejaremos su crítica (que hay, y mucha) para otra ocasión.

Erik Olin Wright

Erik Olin Wright (fuente)


Por qué ser anticapitalista

El sello distintivo del capitalismo es la pobreza y destrucción ecológica que genera en medio de la abundancia que produce. Aunque con el capitalismo hay crecimiento económico, innovación tecnológica, productividad y mayor acceso a los bienes de consumo, todo esto lo logra a costa de aniquilar los medios de subsistencia de demasiadas personas.

Los argumentos centrales del libro son: 1) Otro mundo es de hecho posible. 2) Se pueden mejorar las condiciones para una prosperidad humana para la mayoría de la gente. 3) Los elementos para este nuevo mundo están siendo ya creados en este mundo actual. Y 4) existen caminos para ir de aquí a allá.

Para Erik, el capitalismo es, a la vez, la idea de una economía de mercado y la idea de cómo ésta se organiza en base a una forma particular de estructura de clase.

Existen tres grupos de valores centrales para la crítica moral del capitalismo:

Igualdad / Justicia

En una sociedad justa, todas las personas tendrían, en términos generales, igual acceso a los medios materiales y sociales necesarios para vivir una vida plena.

Entendiendo como vida plena una en la que las capacidades y talentos de la persona se desarrollen de manera que le permita dedicarse a sus objetivos de vida.

Conectados a ambos valores están 1) la justicia ecológica, a decir cómo se distribuye la carga de los daños ambientales dentro de una sociedad; y 2) la condiciones ambientales futuras, ya que las siguientes generaciones deberán tener acceso a las condiciones materiales y sociales necesarias para llevar, al menos, una vida tan plena como la presente.

Democracia / Libertad

Ambas ideas parecen estar en tensión entre sí, sin embargo tratan de un valor subyacente y esencial: el de autodeterminación:

En una sociedad plenamente democrática, todos podrán tener, en términos generales, igual acceso a los medios necesarios para participar significativamente en las decisiones sobre aquello que afecta sus vidas.

La diferencia entre libertad y democracia está en que la libertad se limita al contexto de las decisiones y acciones que solamente afectan a la persona que decide, mientras que la democracia está en el contexto de las decisiones y acciones que afectan a otras personas.

Democracia y libertad son valores instrumentales para otros valores, principalmente el igual acceso al ejercicio del poder.

Comunidad / Solidaridad

Comunidad / Solidaridad expresa el principio de que la gente debería cooperar entre sí no sólo por lo que individualmente recibirán, sino también por el compromiso real del bienestar ajeno y la obligación moral de hacer lo correcto.

Diagnóstico y crítica del capitalismo

En este capítulo, Erik revisa al capitalismo bajo la lente de los valores expuestos en el capítulo anterior.

Igualdad / Justicia

El capitalismo genera inherentemente un acceso desigual a las condiciones materiales y sociales necesarias para una vida plena.

Las dos principales razones de esto son 1) los niveles de desigualdad tanto en ingresos como en riqueza en todas las economías capitalistas violan sistemáticamente los principios igualitarios de justicia social; y 2) la desigualdad generada por el capitalismo es tal que algunas personas sufren de una privación absoluta de condiciones necesarias de una vida plena. Estos niveles de desigualdad no son un accidente del capitalismo, al contrario, son inherentes a sus mecanismos básicos de operación.

El fundamento del capitalismo es una dura desigualdad entre aquellos que poseen capital y aquellos que no. Esta desigualdad sustenta la existencia del mercado laboral, donde la vasta mayoría de las personas busca empleo para adquirir sus medios de subsistencia.

Democracia / Libertad

El capitalismo parece ser el epítome de la democracia y libertad, pero la realidad es más compleja. El capitalismo promueve la aparición y el desarrollo parcial tanto de libertad como de democracia, pero luego obstruye su total realización. Hay cinco argumentos para esto dicho:

1) Los límites entre las esferas pública y privada dibujadas por el capitalismo excluyen a decisiones cruciales que afectan a un largo número de personas de participar en el control democrático, como por ejemplo la decisión de dónde invertir o quitar inversión. 2) El control privado de las grandes inversiones crea constantemente presiones en las autoridades públicas para promulgar leyes favorables a los intereses de los capitalistas. 3) Los ricos tienes tiene mayor acceso que los ciudadanos no-ricos al poder político. 4) Las empresas tienen permitido organizar el espacio de trabajo como dictaduras. 5) El filósofo Philippe van Parijs llama libertad real a la capacidad de decir no. El capitalismo priva a muchas personas de esta capacidad. La pobreza en medio de la abundancia no sólo niega a las personas al igual acceso a las condiciones para una vida plena, sino que también niega el acceso a los recursos necesarios para la autodeterminación.

Comunidad / Solidaridad

El capitalismo fomenta motivaciones que corroen los valores de comunidad y solidaridad. La motivación motora para la inversión capitalista y la producción es el interés individual. Ya lo decía Adam Smith en La riqueza de las naciones: «No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés. No invocamos sus sentimientos humanitarios sino su egoísmo; ni les hablamos de nuestras necesidades, sino de sus ventajas.» Y miedos, podríamos agregar, ya que los motivos inmediatos para la actividad productiva en una sociedad de mercado es el miedo y la avaricia, como decía el filósofo G. A. Cohen.

Avaricia y miedo son motivadores fomentados por la naturaleza competitiva de los mercados, y no personalidades concretas de los individuos que participan en el mercado.

Los valores y creencias comúnmente compartidos entre capitalistas que están en tensión con aquellos de comunidad y solidaridad se pueden agrupar en dos: el individualismo competitivo y el consumismo privatizado. Esto no niega que capitalistas concretos también tengan valores y creencias en conflicto con estos dos grupos, pero siempre estarán en coexistencia. El consumismo privatizado es el consumo privado de los bienes públicos y colectivos.

Existen dos fuentes de escepticismo a esta crítica moral del capitalismo: 1) Que la pobreza en medio de la abundancia no es culpa del capitalismo sino de otros factores, psicológicos, culturales, educativos, políticos, geográficos, etcétera. No se pueden negar estas problemáticas, ya que el capitalismo no es la única causa del déficit de igualdad, democracia y comunidad, pero, sin lugar a dudas, es el contribuyente principal.

Variedades de anticapitalismo

Erik identifica cinco estrategias para hacer frente al capitalismo:

Si pensamos las relaciones sociales como el juego que todos jugamos, se pueden agrupar las mencionadas estrategias dependiendo de cómo pretenden afectar al juego:

Erik propone otra estrategia: erosionar al capitalismo. El capitalismo real nunca es puro, es extremadamente complejo y diverso, y mientras más dominante es más destructivo se vuelve. En necesario entonces, construir relaciones económicas democráticas, igualitarias y participativas en donde sea posible, aprovechando las grietas del sistema.

El destino más allá el capitalismo: Socialismo como economía democrática

Siempre es más fácil criticar el estado existente de las cosas que proponer alternativas creíbles. El problema es que es mucho más difícil formular demandas unificadas de alternativas positivas, que demandas por desmantelar los arreglos de opresión existentes.

En este capítulo, Erik propone una manera de pensar al socialismo como un destino por encima del capitalismo.

Una manera de repensar el socialismo es enfocarse en la forma en cómo el poder se organiza dentro de las estructuras económicas. Entendiendo por poder la capacidad de hacer cosas en el mundo, para producir efectos. Una noción del poder «centrada en agentes» podría ser personas, actuando tanto individual como colectivamente, usando el poder para lograr cosas.

El poder social es central a la idea de democracia. La expresión «gobierno popular» no significa «gobierno de una agregación atomizada de individuos de una sociedad de manera aislada», sino el gobierno de personas organizadas colectivamente en asociaciones voluntarias de distintas formas: partidos, comunidades, sindicatos, etcétera.

El capitalismo es una estructura económica dentro de la cual la asignación de recursos se logra a través del ejercicio del poder económico de los dueños del capital.

El estatismo es una estructura económica dentro de la cual la asignación y uso de recursos para diferentes propósitos se logra a través del ejercicio del poder estatal, de los oficiales en control de la administración del estado.

El socialismo es una estructura económica dentro de la cual la asignación y uso de los recursos para diferentes propósitos ocurre a través del ejercicio del poder social. Fundamentalmente esto significa que el socialismo es equivalente a una economía democrática.

En cuanto los mercados, estos pueden jugar un papel en cualquier economía viable, tanto estatista, socialista o capitalista.

Pero no debemos mirar la organización económica de manera dicotómica o maniquea. Podemos hablar de una gradación entre ellos en una sociedad.

Es imposible predecir con exactitud cómo sería una economía democrática, pero se puede hacer un inventario parcial de los elementos que la constituirían, muchos de los cuales ya existen dentro de las economías capitalistas desarrolladas:

Anticapitalismo y el Estado

La principal razón del escepticismo por un cambio a una economía democrática es la connivencia entre el Estado y el poder económico. Cualquier capacidad de cambio real será aplastada por la violencia estatal, tal como ocurrió en Chile, en 1973. Y es que el Estado en una sociedad capitalista está organizado para reproducir su propio capitalismo.

Sin embargo, el estado capitalista no existe de manera pura, todo Estado mantiene en su seno contradicciones. Preeminentemente, mientras más robusta sea la democracia en un estado, las toma de decisiones y la rendiciones de cuentas del aparato estatal estará cada vez más en manos del pueblo y no exclusivamente de la clase capitalista. Mientras que en tiempos de crisis, si existe movilización popular, la tensión puede debilitar los limites a reformas que aumenten el poder popular.

El capitalismo, en sí, está cuajado de tendencias autodestructivas que habría que aprovechar:

Sin embargo, el estado capitalista sustentará al sistema económico cuando las contradicciones sean insalvables, transfiriendo los problemas al futuro. Pero esto no es sostenible.

Como dijo Gramsci, necesitamos tanto el pesimismo de la razón como el optimismo de la voluntad, revitalizando la democracia con movilizaciones populares progresistas para obtener mayor influencia política, promover reformas que socaven al capitalismo con alternativas anticapitalistas como las mencionados en el capítulo anterior.

Así como el neoliberalismo tomó por asalto a los estados del mundo, las movilización populares deben revertir sus políticas, democratizando al estado, con mecanismos como los presupuestos participativos, nuevas instituciones de poder popular y democratizando la reglas electorales (por ejemplo, que el estado, en lugar de financiar directamente a los partidos políticos, asigne ese dinero de manera simbólica entre cada ciudadano y éste decida a que partido dará su parte, así los partidos estarán más pendientes de la militancia y formación de cuadros).

Agentes de transformación

Para erosionar al capitalismo es necesario crear un colectivo de actores con la suficiente coherencia y capacidad de lucha para sostener el proyecto de retar al capitalismo. No es suficiente la crítica y la estrategia, es necesario el desarrollo de actores con agencia.

La «agencia» refiere al hecho de que hay personas con «consciencia, proponiendo acciones en un mundo estructurado y significativo.»

Los actores colectivos con agencia pertenecen a una clase social, pero las clases sociales no son actores en sí mismas. Los actores colectivos son organizaciones y asociaciones a través de la cuales la gente se reúne para cooperar en la búsqueda de sus propósitos.

En la formación de actores incurren al menos tres conceptos cruciales: identidades, intereses y valores.

Identidad es aquello que nos permite clasificarnos y clasificar a otros, en términos que son prominentes en sus vidas, tal como clase, raza, género, orientación sexual, etnicidad, etcétera. Las identidades no son sólo atributos descriptivos subjetivos, sino que están íntimamente relacionados con las relaciones sociales y el poder. Las identidades juegan un papel crucial en la formación de actores colectivos porque las identidades compartidas facilitan la solidaridad necesaria para sostener la acción colectiva.

Intereses son las cosas que podrían mejorar la vida de las personas en alguna dimensión. Los intereses están anclados en la solución de problemas comunes, experimentados de manera común. Por eso los intereses están muy vinculados a la identidad.

Valores son la llave que explican una acción, tanto individual como institucional. Los valores tiene una fuerte relación con los intereses y los valores pueden volverse una sólida fuente de identidad. Las ideologías emancipatorias combinan explicaciones de cómo funciona el mundo, enumeran las alternativas posibles, y afirman valores.

Pero las identidades, intereses y valores no precipitan espontáneamente la formación de actores colectivos. Son las luchas sociales que movilizan a la gente las que articulan a las identidades, intereses y valores para la formación de los actores colectivos. La lucha social, la movilización, es el terreno donde debe operar cualquier proyecto político para erosionar al capitalismo.

Sin embargo vivimos en sociedades desmovilizadas, con individuos llevando únicamente vidas privadas, replegadas de la vida pública. Más aún en sociedades consumistas donde que tiende a creer que la felicidad y el bienestar dependen largamente en el alcance del consumo personal, en especial cuando esto se combina con mercados laborales altamente competitivos , donde la adquisición de medios de consumo privados depende en la habilidad personal de competir con otros.

Es por ello que el concepto marxista de clase está en el corazón mismo de la configuración estratégica para la erosión del capitalismo. Todo proyecto anticapitalista es un proyecto de clase. Marx creía que los trabajadores explotados serían quienes se organizaran para luchar contra el capitalismo. Sin embargo, en lugar de homogeneizarse la clase trabajadora, se ha estratificado y complejizado, desvinculándose entre sí la experiencia de la condiciones de vida.

Las identidades han sido instrumentalizadas para escindir y diferenciar a las personas entre sí, produciendo intereses que no están vinculados a la clase social. Sin embargo, son los valores conectados los que vuelven a unificar a las personas a su clase social. Son los valores, por tanto, los constitutivos de la base potencial para construir unidad política a través de la diversidad de identidades.

No hay una fórmula general para la formación de actores colectivos que efectivamente erosionen al capitalismo, pero se puede desarrollar una guía: 1) La discusión de valores debe estar en el corazón mismo de la política progresista, en particular los valores agrupados en igualdad / justicia, democracia / libertad y comunidad / solidaridad. 2) Estos valores pueden proveer una conexión vital entre los intereses de clase y otras identidades con aspiraciones emancipatorias. 3) Énfasis en articular un programa político que profundice la democracia en todos los ámbitos. 4) Reconocer que todo plan para erosionar al capitalismo no está centrado exclusivamente en el estado, y que los partidos políticos no son los únicos actores colectivos necesarios.


  1. Gramo Stendhal. María Lado (12/06/2021 - 01/05/2022)
  2. Misericordia. Benito Pérez Galdós (12/27/2021 - 02/09/2022)
  3. Fenomenología del Espíritu. Georg Wilhelm Friedrich Hegel (04/03/2021 - 02/25/2022)
  4. How to Be an Anti-capitalist in the 21st Century. Erik Olin Wright (02/08/2022 - 03/06/2022)
  5. Una mujer. Annie Ernaux (02/25/2022 - 03/08/2022)