Furia

Fue por Yásnaya Aguilar que supe de este libro, que supe de su autora. Y fue la vehemencia de Yásnaya la que me impelió a buscarlo. Sin mucha esperanza pregunté por él en mi librería. Sorprendentemente ya estaba allí, y me lo apartaron.

Arranqué lento. Últimamente los libros importantes se hacen del rogar. Me es difícil ponerme "a tono". Pero una vez encarrilado, la lectura es cuesta abajo. En este caso no pude parar, durante un fin de semana, hasta la última página.

Sus ecos son discernibles: Rulfo, Arreola, García Márquez, y sin embargo original, de manera necesaria. Como con Brenda Navarro, la novela es un reflejo de la realidad actual mexicana, pero de soslayo, mirada de manera oblicua. Humo y espejos, tal como definía la literatura Borges. De este modo se presenta, como primer escenario, el desierto; como atmósfera, la guerra, amenazante, omnipresente; la escena, dos soldados enemigos se encuentran, solos y desamparados, frente al cadáver de un niño que acaban de matar. Ellos son Juan y Lázaro. De ese encuentro surge «La idea del cuerpo», título del capítulo inicial.

Clyo Mendoza

Clyo Mendoza (fuente)

Los hechos se narran de manera fragmentaria: pequeños cuadros, cargados de lirismo onírico, esbozando escenas, carentes de linealidad temporal explícita, van coloreando personajes. El lector debe, entonces, unir los eslabones para articular la narración, reconstruir la obra a partir de los detalles esparcidos como gotas, entrecruzándose.

Después de que Juan pensara otra vez en la muerte, irritado por el curso violento de sus pensamientos, se encontró a Lázaro y le dijo: me gustaría que fueras una mujer, Lázaro. Así yo sería un hombre normal.

El capítulo segundo, titulado «Anatomía de la sombra», desarrolla a dos mujeres, anunciadas desde el capítulo anterior: Cástula y Sara. Ambas unidas por el abandono, tanto social como de un hombre terrible, Vicente Barreda, eco de Pedro Páramo: un rencor vivo, macho mexicano, los Pedro Infante y Jorge Negrete detrás de cámara. Lo obsceno es la cara oculta de la escena pública, es la reacción a la acción aceptada. El mariachi parrandero y jugador de la calle, es un ser despreciable en casa.

En una entrevista, Clyo dice que en su novela buscaba hablar de las disidencias, de las personas que se escinden de la doctrina, y cómo esta separación les afecta. La normalidad es solamente un lado de la historia, es una parcialidad asumida como totalidad. Lo Otro, obsceno en esencia, se evanesce de la conciencia ya que pertenece a lo innombrable, porque carece de palabras para expresarlo. El trabajo de los poetas es pulir el lenguaje para sacarlo a la luz, recordándonos que nuestra totalidad es incompleta.

Vine desde muy lejos porque quiero dormir con usted, le susurró ella al oído. Vicente soltó una risotada: ¿sólo dormir, negrita? Y Cástula le sostuvo la mirada.

El tercer capítulo se titula «El cuerpo anagramático», cuyos protagonistas son Salvador y María. Salvador trabaja en una funeraria. Uno de los hilo conductores a lo largo de toda la novela, es el misterio de hablarles con cariño a los cadáveres, para que relajen sus músculos atenazados por lo violenta de sus muertes, para que se dejen vestir y velar. Hay que recordarles que ya no están vivos, que pueden descansar. Salvador pierde a María y él va en su búsqueda al desierto, donde él mismo también se pierde.

María, aquí tienes un montón de cuerpos que cuando estuvieron vivos sufrieron mucho; sus familias llevan mucho tiempo buscándolos. Éste es su último camino y nuestro trabajo es dejarlos dignos, así que si este cuerpo no se deja vestir, háblale, dile: mira, ya estás aquí, ya te encontramos, ya no hay nada de qué preocuparse.

El cuarto capítulo, «El otro de sí mismo», habla del encuentro entre Salvador y Juan en el desierto. El supuesto bautismo fue la degradación de ambos en un torbellino narrativo donde las piezas comienzan a encajar, y con el sentido viene el horror. El horror está en la familia, cuyo paterfamilias es Vicente Barreda. La familia, etimológicamente, son los esclavos que forman parte del patrimonio de una casa. Los lazos que los une es la desgracia en común, la violencia compartida en la sangre.

El último capítulo, a manera de epílogo, es «Autopsia». Aquí la prosa onírica, subjetiva, deja paso a la realista, objetivada. Las autopsias ofrecen una explicación, responden a preguntas desgarradoras, dictaminan causas. Entender en común apacigua, trae la posibilidad del cambio radical.


  1. Todo en vano. Walter Kempowski. (12/24/2020 - 01/30/2021)
  2. De sobremesa. José Asunción Silva (02/11/2021 - 02/28/2021)
  3. El Gatopardo. Giuseppe Tomasi Di Lampedusa (02/28/2021 - 04/04/2021)
  4. Utopía no es una isla. Layla Martínez (03/20/2021 - 04/05/2021)
  5. Todos los cuentos. Clarice Lispector (05/29/2020 - 07/04/2021)
  6. Hamnet. Maggie O'Farrell (07/04/2021 - 07/22/2021)
  7. Ministerio del futuro. Kim Stanley Robinson (07/26/2021 - 08/17/2021)
  8. La hija del rey del País de los Elfos. Lord Dunsany (07/22/2021 - 09/09/2021)
  9. La persona y lo sagrado. Simone Weil (09/09/2021 - 09/25/2021)
  10. Para escribir hay que leer. Vanni Santoni (10/01/2021 - 10/10/2021)
  11. Furia. Clyo Mendoza (09/26/2021 - 10/17/2021)