Hackeando la Constitución Mexicana

Este año se celebra el centenario de la Constitución Mexicana de 1917, la que actualmente rige (tal vez debería entrecomillarlo) el país.

La Constitución Mexicana es importante mundialmente porque es la primera que integra los derechos sociales como parte de una Constitución Política. La Constitución Mexicana fue estudiada a fondo y sirvió de inspiración para la elaboración de la Constitución de la República de Weimar, así como de todas las constituciones posteriores en el mundo.

Por otro lado, la Constitución de 1917 es producto de la Revolución Mexicana. Aunque de la mano de Venustiano Carranza, líder de la burguesía mexicana que terminó secuestrando el movimiento revolucionario popular, en dirección de sus intereses de clase, la organización del Congreso Constituyente fue de una pluralidad increíble, contando, por ejemplo, con diputados constituyentes de corte anarquista y también jacobinos.

Los diputados Hilario Medina, Heriberto Jara y Francisco J. Múgica

Los diputados Hilario Medina, Heriberto Jara y Francisco J. Múgica, los dos últimos integrantes del grupo radical o "jacobinos" del Congreso Constituyente. 1916 (fuente)

Hoy en día, me he topado con voces que argumentan que las revoluciones no sirven de nada. Cuando me encuentro con estas necedades, me acuerdo del camarada Mao Tse Tung cuando dijo quien no ha investigado no tiene derecho a opinar. La ejemplar Constitución mexicana es resultado directo y palpable de su revolución.

Desde principios del 2013 (hace cinco años) comencé un pequeño proyecto: registrar las reformas constitucionales en un repositorio GIT en forma de commits.

Aunque la frase anterior sea cristalina para mi, temo que para mucha gente es más críptica que un párrafo de Hermes Trimegistro. Por tal motivo, dejo aquí una charla en TED que explica esto en términos más coloquiales: Cómo el Internet algún día transformará al Gobierno:

Cuando comencé el proyecto el flujo de trabajo era simple: la Constitución estaba disponible en formato HTML en el sitio de la Cámara de Diputados. De allí la descargaba y la convertía en formato rST (reStructuredText). Este formato para documentos de texto es muy sencillo, plano, sin florituras, por lo que es cómodo para rastrear cambios en textos.

Una vez convertido, podría ver las diferencias entre el texto anterior y el actual, extrayendo así la reforma constitucional.

He aquí la lista de cambios constitucionales que llevo registrados:

Al principio el proceso era casi automático y no tenía que preocuparme por los cambios en sí, se definían solos con las diferencias entre los textos. Sin embargo, el formato del documento en HTML, al ser una conversión automática del original, en formato propietario de Microsoft Word, la estructura auto-generada podía cambiar radicalmente y las diferencias en el texto no sólo eran la reforma en sí, sino también los cambios de estructura. Esto suponía problemas de edición manual que deseaba limitar lo más posible.

No obstante, la Cámara de Diputados ha removido la versión en HTML, lo que la conversión automática ya no resulta viable, porque la conversión desde el original en MS Word rompe con la estructura actual en rST, por lo que las últimas cuatro reformas tuve que hacerlas manualmente (la reforma de la Ciudad de México es enorme).

Lo anterior me llevó a la determinación de re-comenzar el proyecto a como lo quería hacer desde su inicio: desde la primer versión de la Constitución, la original de 1917. Y ya no depender en las conversiones automáticas, sino ahora hacer los cambios manualmente, con consciencia.

De esta resolución surgió la rama V2 del repositorio. Ahora, a diferencia de un único y larguísimo fichero, cada artículo está contenido en su archivo y todos se incluyen en un documento único que reconstruye la Constitución. También ya tengo las primeras tres reformas constitucionales:

Durante el proceso he aprendido mucho de la Constitución mexicana, aunque lo que me falta es aún mayor.

Sea pues, este breve texto, una invitación a participar en el proyecto. Una forma fácil de colaborar es, por ejemplo, integrar las reformas pendientes. Por ejemplo, ahora falta integrar la 4ta reforma de 1928, y así consecutivamente. Cualquier idea y propuesta también es más que bienvenida.