la montaña rusa

Hay altas y bajas, y estas pueden pasar en minutos.

En la mañana salí y me fui a desayunar al Sanborns (mala costumbre que ya me gustó) y noté que no traía mi badge recién entregado. El pedo del desarrollo de software corporativo son las medidas de seguridad. Precisamente ayer había hindúes y gringos revisando las cámaras de vigilancia, los sensores de humo, los extinguidores, el acceso a las oficinas, para no mencionar todo lo relacionado con la red basado en VPN, túneles y Kerberos. Y pos no encontraba mi badge, y me lo acababan de dar. Regresé al hotel, moví todo en la habitación de un lado a otro y de mi bagde nada. Hize memoria del día anterior, no hallaba dónde la había perdido. Me resigné. Llegaría a la oficina, diría que lo había perdido y aceptaría estoicamente el castigo. En mi cabeza pasó la idea del despido y la asumí.

Llegué pues a la oficina, y no fui directo con el sysadmin, sino que me senté en mi workstation, me hice güey un rato y fui con Sandino a que me recomendara algo. Sólo díselo a Pedro. Y lo hice. No pasó nada, sólo me dijo que haría el trámite de cancelación del pasado y la solicitud del nuevo. Respiré.

De mi tío no tuve noticias. Así que la operación del arrendamiento se postergó para mañana. Hoy es mi última noche en hotel. Mañana será mi primer día en el deparrex.

Hoy hize mi desplante. Qué querían, se puso de pechito: ayer Rogelio me pidió que hiciera una lista de aplicaciones portables al sistema que usara GTK+. Hoy hize una rápida y se la envié a Sandino. Me rechazó 3 y aceptó 2. Y una jaló a la primera en el cross compiling. Nos sentamos y comenzamos la migración en forma, ante la mirada atónita del resto del grupo, quienes ya tienen al menos tres meses trabajando y aún no comprenden el proceso de cross compiling y mucho menos programación con GTK+. Y así quedé como el güey que con menos de una semana ya hacía cosas que ellos aún tenían problemas por comprender.

Sin embargo me faltan 133 horas de cursos en línea... ¡qué hueva! La semana que entra me dedicaré a eso y dejaré los desplantes a un lado.

Así que entré temiendo el despido y salí con egómetro desbordado. La montaña rusa. Si tuviera una buena autoestima, esto no sería notorio, ya que con subidas o bajadas, mi autoimagen sería idéntica.

¿Ya empezó el mundial?