sabadaba

Hoy ha sido un bonito día. No he salido. No ha habido necesidad. Desperté y me preparé, por primera vez, unos huevos fritos con tocino y café. Primer sábado que no tengo que salir a desayunar fuera. Más ahorro y mejor comida. Ya a la hora de la comida preparé espaghetti empujado con tinto. Ahora estoy bajo el sopor del vino.

El pasado jueves 12 de octubre, día de la raza, ganó el premio Nobel de literatura Orhan Pamuk. Para mi buena suerte, El Universal ha publicado en su suplemento sabático una probadita de su nueva novela y una nota sobre su obra.

Disculpen si peco de inocente (porque lo soy) pero temo ver en el premio un mensaje político de occidente a oriente. Lamentablemente el continente Americano es más Occidental que la misma Europa, su aislamiento del resto de los continentes, y su polaridad hacia Estados Unidos, lo hace volverse prácticamente monocultural, si no fuera por la influencia de las culturas nativas, entonces no podemos ver con claridad lo que ocurre en el otro macroterritorio, donde culturas, extremadamente distintas entre sí, viven en constante contacto, y en muchas ocasiones, choque. Y el punto donde Europa, África y Oriente se aglutinan es Turquía, el país de donde Orhan es originario. Orhan ha expresado de la manera más convincente esa mezcla reactiva de culturas, y parece ofrecer una salida al conflicto que se originó desde la invasión a España y se reavivó con el terrorismo a gran escala. Bueno, siempre la literatura ha sido el escape de la desesperación.

Sin duda alguna, es obligatorio conseguir algún título de este autor.

Ojalá algún día dejemos de justificar la barbarie de los pueblos en el nombre de la fe, la doctrina o la defensa de la justicia.