Ciénega

nuestra casa se anegó
refleja su vientre yermo
estrellas tintineantes

la derrota transeúnte
en palabras enlamadas
conjuró a los marineros

nada teme quien nada espera
     nos dijiste

encono formando riadas
sin mucosa de protección
nos descubrimos convulsos

asustados      rencorosos
expulsamos a las diosas
acusando infanticidio