El jardín de Sycorax

Con perentoria culpa, los actos de la obra llamada vida, me han mantenido alejado de este espacio. Y sin embargo, no cesan de agolparse en mi mente los motivos para escribir, tornándose monstruosos, paralizantes. Entre esos actos que engatillan motivos están, obviamente, lecturas, viajes, actividades laborales, eventos políticos (que ameriten cierto análisis y comentario).

Pero escribir me exige cuotas cada vez más elevadas de tiempo y esfuerzo. Esa ansia por claridad y exactitud se revierte en duda, recelo. Agotado ya al primer paso, deseo cerrar los ojos y claudicar.

Mi estrategia para esta asfixia es rechazar la ambición. Si las limitaciones propias no permiten lograr lo que se aspira, al menos hacer lo posible sobre esa dirección. Al final, toda obra es un ensayo neciamente repetido y reinterpretado hasta que se abandona, con reconocimiento o sin él. El manejo de las expectativas auto-impuestas es ya, en sí y para sí, un arte del respeto propio.

La historia de cada uno se puede medir en libros leídos. Cartografiar nuestro derrotero exige su relación, el mapa de esos pequeños hitos que nos enuncian.

Hoy nos convocan dos breves hitos: el primer libro de cuentos de Eloy Tizón y un clásico del feminismo de Federici.

Eloy Tizón

Eloy Tizon (Fuente)


Velocidad de los jardines

El libre fue parte del obradoiro de poesía, de Dores Tembrás. Primer obra de Eloy publicada. "Lírica sin épica" era el mantra durante las sesiones del taller. Es decir, los cuentos en prosa de Eloy son más cercanos a la poesía que a la narración. Oraciones trepidantes, potentes como versos, aunque las historias parezcan no contar mucho: sin arcos de transformación; presentación-nulo-desenlace es más pretexto que estructura; fotografías instantáneas de la totalidad de un personaje.

Un jardín es un bosque razonado

—Eloy Tizón. Villa Borghese

La edición que leí es una revisión de aquella publicada en 1992, e incluye un cuento a manera de prólogo, titulado "Zoótropo (Biografía de un libro)", donde cuenta las circunstancias en las que este volumen germinó, y creo que es el mejor cuento.

Silvia Federici

Silvia Federici (Fuente)


Calibán y la bruja

En esta obra, Federici, mantiene un diálogo entre Karl Marx y Michel Foucault, reapropiando dos de sus categorías más reconocidas hacia de la causa feminista.

En primer lugar, de Marx recoge la categoría de la llamada acumulación originaria. Marx reutiliza éste término de los economistas liberales clásicos, como Adam Smith, quienes, adaptando la fábula de la cigarra y la hormiga, enarbolaban el mito del trabajador ahorrativo, opuesto al obrero-cigarra. Marx rompe con está narrativa mostrando que la violencia ha sido utilizada para privatizar bienes históricamente comunes, permitiendo así la acumulación de capital necesario para el desarrollo del capitalismo, en forma de espiral.

En segundo lugar, de Foucault, recoge la categoría de cuerpos dóciles, desarrollada en su obra Vigilar y Castigar. Para Foucault, el poder encontró, en la disciplinización del cuerpo, su objetivo y propósito. El poder conforma cuerpos dóciles, disciplinados, subyugados, útiles para su desarrollo económico. Es decir, trabajadores ultra-especializados, urgidos de un salario para sobrevivir.

Federici ve, en la cacería de brujas, el desarrollo concreto de ambas categorías abstractas.

La cacería de brujas fue un exterminio, masivo y sistemático, de hasta millones de mujeres, entre los siglos XIV y XVII, con el objetivo de extirpar el pensamiento rural y feudalista entre la población europea, así como la ancestral idiosincrasia precolombina entre los encomendados en las colonias de América.

Matar a las mujeres implica inocular el miedo más irracional en grandes poblaciones, ya que implica borrar las raíces de la organización social, así como su capacidad de reproducción de la vida. De esta manera se disciplinó a los varones para que abandonaran sus oficios, su autonomía y fueran a rogar por un empleo en las nuevas fábricas.

En un principio, la cacería de brujas comenzó luego de la peste negra, que diezmó a la población europea, lo que llevó al encarecimiento de la mano de obra. Los señores feudales perdían su privilegios para tener gente que trabajara sus tierras y produjera sus medios de subsistencia.

El crimen de lesa humanidad comenzó, y continuó, con la Iglesia Católica, estrechamente vinculada con el poder político. La Iglesia vio, en el conocimiento de los métodos anticonceptivos y abortivos que tenían las mujeres, la causa de la lenta recuperación poblacional, desatando su persecución. La primer gran consecuencia fue que éstos saberes se masculinizaran: sólo los varones podían ser médicos.

Hubo que docilizar el cuerpo femenino, reducto último de la resistencia de los viejos modos de vida, a través de infligir grandes cantidades de dolor, de la manera más circense posible.

Para Federici, la cacería de brujas, fue el golpe más efectivo para la instauración del capitalismo totalitario en el que vivimos hoy en día, cuyos efectos aún resuena, en la forma del patriarcado. Y todavía se repite con el objetivo de generar tabula rasa de la mentalidad social previa en favor de una nueva. Creo que esto ocurre en México actualmente: su alta tasa de feminicidios, puede tener como objetivo la desaparición de formas de vida, para generar obreros de manufactura, baratos, disciplinados y obedientes.

  1. Capitalist realism. Is there no alternative? Mark Fisher (12/26/2018 - 01/06/2019)
  2. Poesía completa. Ingeborg Bachmann (01/13/2019 - 02/17/2019)
  3. Velocidad de los jardines. Eloy Tizón (02/10/2019 - 03/01/2019)
  4. Calibán y la bruja. Silvia Federici (11/17/2018 - 03/25/2019)