Retorno a Brideshead

Terminé la novela durante la víspera de la coronación de Carlos III. Por lo que recojo de rebote fue fastuosa, en medio de una de las mayores crisis económicas que ha pasado la isla, lo que suma a la ya pobre opinión que pende sobre el nuevo rey, debido a su lejanía con su pueblo. Opinión acompasada con la obra Brideshead revisited.

Para decirlo rápido y mal, su autor, Evelyn Waugh fue una persona horrible. Si fuera mi contemporáneo no objetaría su cancelación. Por suerte, está muerto y puedo acercarme a su obra sin sentirme vinculado al autor.

Como dice Ernesto Castro, toda obra nace separada de su autor, a quien hay que separar de la obra es a sus lectores, que, al interpretar la obra, sobre todo si ésta les interpela narcisistamente, se consideran coautores de la misma. Por tanto, genera zozobra si el comportamiento del otro coautor no entra dentro de sus parámetros morales y éticos, ya que rechazan sentirse vinculados con él. Por otro lado, sin embargo, considero la cancelación como un fenómeno dentro de la esfera económica, no artística, tal como la separación obra-público, y no es más que otro nombre del boicot, el cual, se nos ha enseñado, es casi la única herramienta que tiene el consumidor para exigir una rectificación en el productor. Aquí el productor es el escritor y el consumidor es el público lector, ambos sometidos a un sistema capitalista. Los consumidores intentarán organizarse para boicotear al productor de la mercancía deseada, quien no observa un comportamiento acorde a las expectativas del consumidor. Es decir, son dos fenómenos imbricados, distinguidos desde dos esferas epistemológicas. Yo no tengo ningún problema en participar temporalmente del boicot a una obra si el autor, que vive tanto de esa producción como del espectáculo de su imagen y opiniones, no observa la ética y moral esperadas, como tampoco tengo ningún problema en acceder a la obra cuando el boicot deja de tener sentido o simplemente se olvida.

Evelyn Waugh fue un snob, un plebeyo con ínfulas de aristócrata, cuyas causas abrazó con la radicalidad del converso arrepentido: fue abierto defensor del fascismo y apoyó públicamente a Hitler, Mussolini y Franco; homosexual que odiaba con virulencia a los homosexuales; alcohólico en busca de su propia destrucción; pésimo padre y peor esposo, contrajo dos nupcias, la segunda, ya instalado en la fama, sólo para cumplir su anhelo de ser parte de la nobleza; y como buen esteta, fascista y homosexual de clóset, se convirtió al catolicismo; acostumbró a acosar e insultar a quienes consideraba inferiores, y además disfrutaba de su mala reputación.

Evelyn Waugh

Evelyn Waugh (Origen)


Movilizado en la Segunda Guerra Mundial participó en varias operaciones alrededor del Mediterráneo (aunque jamás de combate) y cada una de éstas se le expulsó por su indisciplina. De vuelta al Reino Unido se lesionó en una práctica de paracaidismo y estuvo de baja del ejército por tres meses, durante las cuales escribió Retorno a Brideshead.

La popularidad de la obra fue tal, que en los 80s se produjo una miniserie bastante fiel, con Jeremy Irons como Charles Ryder, protagonista de la obra, la cual disfruté mucho. En el 2008 se distribuyó una película con Emma Thompson en el papel de Lady Marchmain, y en el 2020 se anunció que HBO está realizando una nueva serie basada en la novela.

Narrada en primera persona por el protagonista, Charles Ryder, un pintor de cierto renombre, movilizado como oficial del ejército británico, cuyo cuerpo realiza ejercicios mientras espera a por su asignación en la guerra. Se les envía a un lugar que Charles inmediatamente reconoce: El castillo de Brideshead, su Arcadia personal, paraíso perdido. Brideshead es el castillo señorial de la familia Marchmain. Durante su paso por Oxford, Charles traba amistad con Sebastian Flyte, segundo hijo de Lord y Lady Marchmain, y a través de esa amistad homoerótica, Charles se involucra con el resto de la familia. El punto de vista de Ryder es el de un esteta indolente y cínico, en búsqueda del placer refinado y constante. El placer estético es el único que los sentidos pueden sostener indefinidamente, porque, tras el exceso del placer que se desborda, no queda más que el destierro del paraíso: el retorno al sufrimiento o la muerte.

La novela es una oda de despedida al modo de vida de la aristocracia británica, amenazada por la bruta burguesía cada vez más pudiente, representada por Rex Mottram, marido de Julia Flyte, hermana de Sebastian, y los cambios sociales y económicos que la guerra acaba por imponer a través del partido Laborista y los soldados que regresaron embrutecidos en combate. Rex es inculto, oportunista, con gran olfato para los negocios, hábil con las personas, obstinado en obtener réditos económicos en toda actividad que realiza, hasta su matrimonio con Julia es motivado por sus ambiciones económicas.

Retorno a Brideshead es una enumeración de objetos hechos artesanalmente, que no fueron producidos para ser intercambiados mercantilmente, sino exclusivos para el disfrute de la familia feudal concreta, objetos que serán reemplazados por aquellos de producción mecánica cuyo propósito, por encima de su uso, es la de obtener un beneficio en el mercado. Corbatas Charvet, camisas de crêpe de chinese, pantalones plus-fours, telas William Morris, lápices Conté, porcelanas de Sevres color bleu de roi, habanos Partagás, joyería de vidrio Lalique, cócteles Alexander, decoración al estilo Soane, sillas Chippendale, galletas Bath Oliver.

El tema del catolicismo británico hilvana toda la obra. Es la Gracia santificante, la presencia de Dios en nuestra alma, la que mueve a los Flyte. Es por ella que Sebastian se dirige hacia la perdición, por la que Julia decide aislarse del mundo, por la que Lady Marchmain manipula a todos, y por la que Lord Marchmain huye a Italia para esconderse tras los brazos de su amante. El deseo de la presencia de Dios en nuestra vida es inquietante y desestabilizador. La trinidad católica es un dios inhóspito.