Pinturas en La Recherche
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Víctor JáquezDurante mi lectura de En busca del tiempo perdido, a partir manos o menos de la mitad de Por la parte de Swann, llevé un registro en Facebook de las obras, mayoritariamente pictóricas, y que podía localizar, a las que el narrador hacía referencia. Y ya que es posible descargar toda tu información de allí pude reconstruir esta galería.
"¡No me toques!", le dijo Jesús a Maria Magdalena al resucitar. (Juan, 20-17)
"Unos pocos pasos más allá, un mocetón de librea soñaba, inmóvil, escultural, inútil, como ese guerrero puramente decorativo que vemos meditar en los cuadros tumultuosos de Mantegna".
"Unos pocos pasos más allá, un mocetón de librea soñaba, inmóvil, escultural, inútil, como ese guerrero puramente decorativo que vemos meditar en los cuadros tumultuosos de Mantegna".
"Unos pocos pasos más allá, un mocetón de librea soñaba, inmóvil, escultural, inútil, como ese guerrero puramente decorativo que vemos meditar en los cuadros tumultuosos de Mantegna".
Llegado a lo alto de la escalera, hasta donde le había seguido un criado de cara pálida, con una breve coleta recogida en un cadogan, detrás de la cabeza, como un sacristán de Goya o un escribano de comedia.
Llegado a lo alto de la escalera, hasta donde le había seguido un criado de cara pálida, con una breve coleta recogida en un cadogan, detrás de la cabeza, como un sacristán de Goya o un escribano de comedia.
[..] no la primavera de Combray, que todavía picaba ásperamente con todas las agujas de la escarcha, sino aquella otra que ya cubría de lirios y de anémonas los campos de Fiésole y deslumbraba Florencia con fondos de oro semejantes a los del Angélico.
Santuario della Beata Vergine dei Miracoli Saronno
El narrador compara el fondo de la pintura con el Trocadéro parisino.
San Sebastían era el protector contra la peste, frecuente en la época de Mantegna, que mataba por el aire, así como las flechas que martirizaron al santo.
Para ambos eran capaces de mostrar la belleza de, por un lado, el Veronés, el lujo y la riqueza, por el otro, Chardin, de la pobreza y la humildad.
Para ambos eran capaces de mostrar la belleza de, por un lado, el Veronés, el lujo y la riqueza, por el otro, Chardin, de la pobreza y la humildad.